lunes, 9 de marzo de 2020

La justicia restaurativa nos recuerda que todos somos parte de este mundo

INTRODUCCIÓN
Siempre he pensado que el cine es una fuente de cultura y aprecio que sirve para mostrar valores y enseñanzas, que muchas veces de otra forma, no somos capaces de comprender, y así, ha sido cuando he visto la película de dibujos animados: "como entrenar a tu dragón".
Es curioso como lo que nos cuesta ver en la vida real, no es tan difícil de comprender cuando nos metemos en una película, máxime si es de dibujos animados. Está película empieza con la lucha que tienen los habitantes de una aldea contra los dragones, los dragones son malos y según los habitantes de la aldea, hay que matarlos.Pues bien, en el momento en el que el protagonista tiene la oportunidad de matar a un dragón que ha cazado, no puede y lo libera. Desde ese momento, se da cuenta que los dragones, no son tan malvados como ellos pensaban y que podrían convivir sin problemas. Pasan más cosas en la película, pero en lo que toca al tema de justicia restaurativa, es suficiente, agregaré lo que dice el protagonista, cuando le preguntan por qué no pudo matar al dragón. El chico dice que no pudo porque vio que tenía tanto miedo como él, y cuando fue a hacerlo, se vio reflejado en él. Muchas veces he dicho que los procesos restaurativos ayudan a las personas a reconectar con su humanidad perdida u olvidada. 

LAS ETIQUETAS NO AYUDAN A RECONECTAR
Si a una persona que ha cometido un hecho delictivo, la etiquetamos de delincuente, se lo recordamos un día tras otro, la aislamos, y marcamos a "fuego" que es malvado, acabará creyéndoselo y adoptando su papel de ser malvado, sin humanidad, que tiene que hacer daño. En la película, este papel lo adoptaban los dragones que parecían malvados y feroces, sin embargo, bastó solo que el protagonista en un acto de empatía, no lo matara para que el dragón recordara que no tenía por qué matar al humano.
Puede parecer una bobada pero así es, los procesos restaurativos dan una oportunidad a víctima, infractor y a la comunidad, de reencontrarse con esa humanidad que hemos perdido u olvidado. El victimario se da cuenta que ha dañado a otro ser humano, ve y escucha el impacto que su acción ha tenido, en otra persona y esto le hará no querer volver a repetirlo, no por temor al castigo sino porque ha descubierto que no quiere dañar a otro ser humano, además los procesos restaurativos le dan la oportunidad de hacer lo correcto, no lo castigan y aislan, sino que le dicen, que si quiere hacer lo correcto, va a ser mirado por lo bueno que haga desde ese momento en adelante. Les permite quitarse el rol de delincuente y se les trata como seres humanos, esto produce en muchos este punto de inflexión de no querer volver a delinquir. 

LA VÍCTIMA TAMBIÉN SE LIBERA
La víctima descubre que el infractor no es un monstruo sin escrúpulos, se da cuenta que es un ser humano con lo que ello conlleva, pero además los procesos restaurativos también recuerdan a la víctima su humanidad, y la devuelven precisamente la confianza en el ser humano. Pueden hacer cosas malas pero también son capaces de darse cuenta de ello e intentar enmendar o reparar el daño. Esto se pudo ver en la película,  una vez que los humanos de la aldea, se dan cuenta que los dragones no son los monstruos que creían, pudieron recuperar la paz y empezaron a confiar en ellos. Esto es lo bueno de la Justicia Restaurativa, que propicia un fortalecimiento de los lazos sociales, no excluye sino que es integradora, favorece que recordemos la humanidad y los sentimientos que llevamos dentro y que a veces perdemos como la empatía, y dan una oportunidad de hacer lo correcto para poder pasar página, y empezar a redactar una nueva historia, ni mejor, ni peor pero una nueva historia, que a buen seguro habrá generado lazos más "fuertes".

Ojalá todos nos podamos ver reflejados en los demás, igual que dice el protagonista en la película,  esto significará que estamos empezando a ser más restaurativos.

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