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viernes, 1 de agosto de 2025

Programas de justicia restaurativa en la comunidad para prevenir la violencia. A propósito del caso de Torre Pacheco

 


Torre Pacheco es una tranquila localidad de Murcia, en el sur de España, que vio su calma evaporarse de golpe tras una serie de disturbios y enfrentamientos de tinte xenofóbico que en los últimos días han llevado a esta comunidad, de apenas 41.000 habitantes, a pasar las noches encerrada y con temor generalizado.

Todo comenzó luego de que un vecino de 68 años fuera agredido el pasado 9 de julio. Por el hecho han sido detenidas tres personas, según le dijo un portavoz de la Guardia Civil a CNN. El hombre aseguró ante varios medios de comunicación que sus atacantes eran marroquíes, lo que desencadenó una oleada xenofóbica que ha sido azuzada desde entonces por la ultraderecha y mantiene a la región en vilo.

Llevamos una semana asistiendo a cómo la violencia ha escalado en un pueblo teóricamente tranquilo tras un ataque injustificado a un señor mayor del pueblo por parte de una persona de origen magrebí. Este acto violento ha generado una reiteración de la violencia por parte de grupos xenófobos que han empezado a relacionar inmigración y delincuencia y la consiguiente respuesta de grupos de personas inmigrantes que ven su integridad amenazada. Esto es un claro ejemplo de como la violencia solo engendra más violencia.

LA CONVIVENCIA BASE DE NUESTRAS RELACIONES

El ser humano, igual que la mayoría de los seres vivos, vive en comunidad. Desde que nacemos nos relacionamos con un grupo, la familia, el colegio, los amigos...Por eso, todos estamos interconectados y lo que hacemos afecta a los demás, igual que lo que los demás hacen, nos “toca” de forma directa o indirecta en nuestra vida. Las relaciones  es un elemento fundamental ya que todos nosotros estamos condicionados por estas relaciones, incluso antes de nuestro nacimiento. En la medida en que nuestros padres se han mantenido juntos o se han distanciado, han estado en contacto con otros miembros de la familia y otras variables, todo esto influye en lo que somos o podemos llegar a ser. La relación con los que nos quieren y /o deberían preocuparse por nosotros, también determina nuestro carácter.  Es más aunque pensamos que el castigo disuade de cometer delitos son las relaciones sanas las que verdaderamente disuaden de cometerlos. Esto implica que en la medida de que las personas se sientan integradas y conectadas con la comunidad es menos probable que quieran dañarla porque entienden que ellos y ellas son parte. La desconexión con el grupo es la que genera el aumento de la posibilidad de que se genere violencia y se cometan delitos.Continuar leyendo en lawandtrends