miércoles, 23 de enero de 2013

Acerca de la Justicia Restaurativa y su relación con la empatía

Acerca de la Justicia Restaurativa y su relación con la empatía y el perdón:

 Todas las teorías ac...erca de la justicia como construcciones doctrinales deben ir desarrollándose poco a poco, en el caso de la Justicia Restaurativa esta evolución debería cimentarse en el cambio de dos paradigmas:

1- desde el punto de vista jurídico y como afirma Howard Zehr, el cambio es dejar de centrarnos en el binomio delito- pena y basarnos en el de daño-reparación
2- pero también sería bueno tal y como decía Thomas Kuhn basarnos en un paradigma psicológico-filosófico y en lugar de obligar a la gente a comportarse de manera adecuada ante la amenaza del castigo, se debería alentar el desarrollo de la empatía

La empatía suele definirse como “ponerse en los zapatos del otro”. Es una habilidad que nos permite estar conscientes para reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás.
Siguiendo a Thomas Kuhn, y aplicando todo esto a la Justicia Restaurativa, si tratamos de generar empatía en las partes, los beneficios son importantes, por un lado se puede conseguir que el infractor aprenda que no debe delinquir pero no por el temor a recibir un castigo sino porque ha comprendido que con esta actitud está dañando a una persona, a un ser humano.
Por otro lado la víctima podrá conocer de propia “voz del infractor” el por qué del delito, esto la ayudará a obtener respuestas y así superar el trauma del delito.

Además con los procesos restaurativos más inclusivos como las conferencias o los círculos este desarrollo de la empatía también va a beneficiar a la comunidad: amigos, familiares, vecinos…y es que como decía Gandhi “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”, lo cual significa que si pudiéramos lograr esto, podríamos tener menos personas cometiendo delitos, vecinos más humanos y en general sociedades más pacificas, lo que al fin y al cabo favorece a todos, y es el objetivo último de todos los sistemas de justicia.

Lo que está claro es que el desarrollo de esta empatía puede llegar a surgir, a través de un proceso restaurativo ya que estos se basan en el dialogo y la comunicación, mientras que con el sistema de justicia tradicional esto es casi imposible, por cuanto la víctima como ya se ha dicho es un mero testigo pasivo de los hechos, no tiene posibilidad de decidir y todo es gestionado por profesionales ajenos al hecho delictivo. En este ambiente tan frío lejos de conseguir empatía las partes desarrollan más sentimientos de hostilidad y venganza. Esta empatía puede suponer un paso previo para el perdón. Este perdón va a favorecer, más que al infractor a la víctima, pero para eso debe ser genuino y sincero.
Para adentrarnos es que significa este perdón, lo primero sería ver cual puede ser la definición; perdón es la repuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse ( Robert Enright)

El perdón y la reconciliación no son realmente fines u objetivos de la Justicia Restaurativa, pero sí pueden propiciarse a través de los procesos restaurativos. Erróneamente suele asociarse el hecho de perdonar con olvidar el mal que te han hecho, lo cual supondría quitar responsabilidad al infractor. Perdón no supone olvido, ni tan siquiera como dice la Biblia “poner la otra mejilla”. Implica que los infractores se dejen perdonar pero porque han reconocido el daño que causaron, no porque se haya justificado su acción delictiva, se haya minimizado o se haya excusado el daño.

El perdonar o no es algo muy personal que depende de cada víctima (de cada persona). Sin embargo perdonar puede ayudar enormemente a la víctima para poder seguir adelante. Con su perdón no va a borrar el mal que le ocasionó el infractor pero va a poder recordarlo sin dolor.
Habrá reescrito su “historia” incorporando el delito sufrido como un aspecto más de su vida, lo recordará pero sin amargura, porque gracias al perdón habrá podido “cicatrizar” las heridas que el hecho delictivo la produjo.
Si se desea obtener estos beneficios que el perdón genera, el paso más importante es que la víctima se perdone a si misma. La víctima debe darse cuenta de que lo que ha sucedido no es su culpa, que es una persona digna de respeto y que no se merecía sufrir el delito. Se debe valorar como persona para que el proceso del perdón sea eficaz y verdadero. Se trata en definitiva de que la víctima se reconcilie consigo misma y con su entorno para que luego el perdón produzca los beneficios deseados.

Aunque es claro que el perdón y la reconciliación no van unidos, si están relacionados y pueden considerarse que son dos puntos en el camino de la recuperación y reinserción de la víctima y también del infractor. A través de la Justicia Restaurativa como dice Howard Zehr, puede que las partes se dejen de ver como objetos y empiecen a considerarse como personas que son. La reconciliación empieza con la hostilidad e ira tanto de la víctima como del infractor. La sed de venganza se convierte en un sentimiento habitual en las victimas. El error puede ser considerar como malo y negativo estas ganas de venganza y hostilidad, porque como seres humanos es parte de nuestra naturaleza tener ciertos sentimientos o incluso pensamientos calificados como “políticamente no buenos” pero es verdad que los seres humanos podemos razonar, evolucionar y dejarnos aconsejar y guiar.
La Justicia Restaurativa da la oportunidad a las víctimas para que pasen de la hostilidad a la reconciliación,( atendiendo sus necesidades, escuchándolas y valorándola y abordando el quebrantamiento que el delito ha producido en sus lazos con la comunidad y con los suyos) estos sentimientos aunque parezcan antagónicos son diferentes paradas en un mismo camino hacia la restauración de éstas, además al atender de esta forma a las víctimas se evita que se generen en ellas más hostilidad, más violencia y un aumento de los ánimos de venganza.
La reconciliación (puede o no ser entre víctima e infractor) pero realmente la más importante debe ser la reconciliación consigo misma, con su familia y con su entorno.
Solo así podremos recuperar a las victimas y en muchas ocasiones a los infractores como dos ciudadanos nuevos.

“Perdón es la fragancia que la violeta suelta cuando se levanta el zapato que la aplastó” Mark Twain.
 
Publicado para la página de facebook Criminologia y Criminalistica, por Virginia Domingo

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