Cuando leo titulares como " lesiones, hurtos y otros delitos ya no pasaran por el juzgado..." me preocupo, pero además de forma muy alarmante, porque esto sin duda, lejos de ser totalmente cierto, perjudica el trabajo de los que nos dedicamos a la justicia restaurativa y perturba la paz del ciudadano y en especial de las víctimas de delitos más graves.
En primer lugar, creo que la confusión de conceptos es tan grave, que algunos piensan en mediación de forma genérica, olvidando que la mediación penal, además de tener unas peculiaridades propias que la diferencian de la mediación en ámbitos como la civil, también se basa en la filosofía y el paradigma de la justicia restaurativa y como tal, es mucho más que un acuerdo entre dos personas, que aquí son víctimas e infractor para evitar el conflicto, que en este caso, lo queramos o no es un delito.
En segundo lugar, parece que hay miedo en considerar las prácticas restaurativas también como complemento, por supuesto, que determinados delitos menores, deberían ser tratados a través de mediación, yo diría más bien, mediación comunitaria y así evitar el juicio. Sería una forma de adelantar la prevención de futuros delitos y evita el enquistamiento de los conflictos, que al final acaban en la vía penal y en forma de delito, por no haber sabido abordar y gestionar de forma positiva el conflicto. En este caso de delitos menores, sin duda, sería una alternativa, para lo que se debería dar entrada el principio de oportunidad. Pero parece que los medios y los que tratan de promocionar erróneamente la mediación penal, se olvidan de las víctimas de delitos graves y qué también pueden necesitar de la justicia restaurativa, porque necesitan más que ninguna ser reparadas, obtener respuestas, recuperar cierto equilibrio en su vida y en definitiva, ser tenidas en cuenta. En este caso, además la justicia restaurativa es una justicia que hace las cosas bien y genera sanación en víctimas y en muchos infractores, origina una responsabilización activa que deriva en una reinserción, reconexión con la sociedad y no reincidencia. En estos casos, sin duda alguna y no hay que tener miedo a decirlo, al contrario hay que explicarlo....la justicia restaurativa y herramientas como la mediación penal serán complementos importantes para conseguir "curar" y "transformar" la vida de los afectados por los delitos
En tercer lugar, siento en ocasiones y así lo he dicho varias veces, que parece que los profesionales de la justicia en especial operadores jurídicos y políticos se quieren apropiar de la justicia restaurativa y de sus herramientas, quieren tener el control tan intenso, que lo que ocurre es que se corre el riesgo de perder "la esencia de esta justicia" y en lugar de transformar la justicia penal en más restaurativa, se quiere hacer de la restaurativa una parte más de la retributiva. Esta idea me surge de la constante promoción de la mediación penal como forma de agilizar los juzgados y evitar juicios, esta justicia y sus herramientas están para ayudar a las víctimas y a los infractores, para mejorar el concepto que de la justicia tienen los ciudadanos y sobre todo para dignificar y otorgar el respeto que merecen a las que han sufrido un delito. Por supuesto, los procesos restaurativos no están para ayudar o hacer la vida más fácil a los operadores jurídicos. No es posible que se quieran apropiar los beneficios de esta justicia para ellos, porque la Justicia Restaurativa y sus herramientas están por y para los afectados por los delitos graves y menos graves. Ya que el impacto que un delito sea grave o leve tiene en una persona es diferente, al que puede tener en otra por eso, la justicia restaurativa aborda de forma individualizada y flexible cada caso y cada circunstancias del infractor y víctima.