La mediación está de moda, todo es mediación últimamente, aunque luego a la postre, no lo sea, pero bueno el hecho es que al estar en auge, se multiplican los cursos de formación a la par que aumenta el interés de las personas, sin embargo, la realidad es que no todos los cursos son igualmente válidos para toda clase de mediaciones.
Me explico, se tiene tendencia a hablar de mediación de una forma genérica en la que se incluye penal, civil, mercantil, laboral, familiar, comunitaria, es decir en todos los ámbitos de nuestra vida, y cierto es que las técnicas de mediación no tienen por qué diferir, dicho esto, no se parece entender y esto es preocupante, que la mediación penal, tiene su raíz en la Justicia Restaurativa, en este caso no hay dos partes en igualdad de condiciones sino una víctima y un infractor. Por eso, la formación para los facilitadores de los procesos restaurativos, ya sea mediación penal u otro como la conferencias, es diferente y es que además debe serlo.
Los cursos para poder facilitar un proceso restaurativo, deben tener en cuenta la victimologÍa, el trauma de las víctimas y como afrontarlo, cómo favorecer la responsabilización del infractor....todo esto se deriva del hecho de que hay una persona que sufrió un delito y otra que lo ha causado, se parte de un cierto desequilibrio de poder y el lenguaje neutral de la mediación y sus técnicas no se puede exhibir a la ligera porque puede resultar ofensivo para las víctimas. Por supuesto, hablo de mediación penal en delitos serios o de procesos restaurativos en infracciones criminales graves. El facilitador de los procesos restaurativos debe estar preparado para analizar cada caso y cada víctima e infractor y sus circunstancias de forma individualizada y decidir si es conveniente el proceso o quizá la víctima debe ser derivada a un psicólogo o a una asociación de ayuda a las víctimas y si el infractor necesita terapia u otra clase de ayuda. Es decir, la formación para los procesos restaurativos dista mucho de la mediación en general y además debe partir de una colaboración más eficaz con otros entidades e instituciones de ayuda a víctimas e infractores.
Además los procesos restaurativos aunque con ciertas formalidades son aún mucho más flexibles y deben adaptarse siempre y en todo caso a las necesidades de víctimas e infractores. Por eso, me indigna ver cursos de mediación penal, en los que de forma muy escasa se habla de lo importante Justicia Restaurativa, donde solo se centran en técnicas de mediación y donde los formadores no tienen ningún tipo de experiencia o conocimientos en justicia restaurativa o mediación penal, y su mayor logro es ser mediadores familiares o civiles y mercantiles, nisiquiera expertos en mediación penal. ¿Qué queremos tener, una generación de personas que teóricamente tienen un curso de mediación penal pero que en la práctica no van a saber como afrontar el trabajo? Esto es algo muy serio, porque tratamos con víctimas que tienen en mayor o menor medida un trauma y si la formación es esencial en mediación, en el ámbito penal y en la justicia restaurativa mucho más.