Me
gustaría compartir con vosotros la pregunta que me hago habitualmente: ¿realmente
somos tan punitivos como parecemos?
En
un principio se podría decir que si, efectivamente si miramos a nuestro
alrededor sería posible asegurar e incluso afirmar que si pudiéramos nuestra
ley sería la del talión.
Sin
embargo, hay que tener en cuenta una serie de factores, y es que cuando se
sufre un delito, automáticamente uno se convierte en víctima y desde ese
momento se empieza a pensar como le gustaría a uno que se recordara lo sucedido
y lo que sucederá.
Se
tienen sentimientos encontrados de miedo, vulnerabilidad, vergüenza e ira. La
"sed de venganza “se convierte en un sentimiento habitual en las víctimas
y sus allegados. El error puede ser cuando se intenta demonizar y calificar
como un sentimiento malo y negativo estas ganas de venganza, esta hostilidad.
¿Por
qué? porque como seres humanos que somos es parte de nuestra naturaleza tener
ciertos sentimientos o incluso pensamientos calificados como
"políticamente no buenos", pero también es verdad que el ser humano
puede razonar, dejarse guiar y evolucionar, y el trabajo de los profesionales
de la justicia, debería ser dar la oportunidad a las víctimas para que de la
hostilidad y la ira pasen a la reconciliación, especialmente consigo mismos.
Estos sentimientos si bien parecen antagónicos son las diferentes paradas en un
mismo camino hacia la restauración emocional de estas víctimas tras el daño
sufrido.
En
ocasiones me preguntan si muchas víctimas acceden a participar en un proceso
restaurativo, aunque pueda parecer extraño a simple vista, son muchas las que
acceden y eso que a veces lo hacen por mera curiosidad, y diciendo que ante
todo desean que el infractor pague lo que les ha hecho. Lo que hacemos nosotros
no es decirlas que no deben tener estos pensamientos sino animarlas a que
cuenten todo lo que sienten....y es que para sorpresa de muchos, las víctimas
de delitos suelen desear sobre todo una reparación moral que comienza siendo
escuchadas porque al final comprenden qué ocurre en un proceso penal: el
juzgado le dice al infractor qué ha hecho mal, pero no va a dejar a las
victimas mostrar a este delincuente por lo que están pasando debido a su mala
conducta, y es que realmente la mayoría de las víctimas no quieren más condena,
quieren que el infractor reconozca lo que han hecho, esto tan sencillo y a la
vez tan complicado, para las victimas supone un reconocimiento como personas,
transformar la humillación en honor, la ira en superación.
Por
eso muchas de las personas que reclaman penas más duras y más castigo, en
realidad nunca han sido víctimas y nunca han pasado por un proceso penal en los
tribunales.
A
estas personas les ofrecería dos opciones de justicia:
- una justicia
centrada en la reparación del daño, ( demostrando así que la preocupación
principal es la victima)y en la reintegración de esta víctima y si es
posible del infractor ( demostrando que nos preocupa el bienestar y la
seguridad de la comunidad, y deseamos un mundo mejor con menos infractores
cometiendo delitos y con menos victimas aisladas de su entorno porque no
han superado su trauma)
- una justicia
que concibe el delito como una violación de la norma, en la que el estado
es la víctima y se centra de forma exclusiva en qué castigo se va a
imponer al infractor.
Muchas
veces oigo que no hay justicia, que no se ha hecho justicia, por eso qué mejor
forma de tomar conciencia de qué es justicia que participar activamente en la
toma de decisiones, esto se consigue con la justicia restaurativa, ya que lejos
de dejar que todo se haga por terceras personas ajenas totalmente a las partes,
con esta justicia se va a asumir una posición madura y responsable participando
de forma directa en todo el proceso ( en el plan de reparación del daño, en el
compromiso del infractor para con la victima...) Quien sabe si a través de esta
Justicia Restaurativa, ( opción 1º) la opinión del ciudadano sobre la justicia
pueda mejorar..
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