La semana pasada presentaba un
modelo de cárcel un poco utópica a los ojos de muchos de nosotros, no tanto por
las instalaciones o por el lugar en sí, (porque muchas de otras prisiones
tienen las mismas comodidades) sino por el espíritu que guía la convivencia y
las normas en su interior. La cárcel de Bastoy en Noruega, es claramente una prisión
cuyos presos viven de acuerdo a los principios y valores de la justicia
restaurativa.
Acabé el artículo preguntándome si la sociedad, todos,
estamos preparados para un cambio de mentalidad. Palabras como que se “pudra en
la cárcel”, “las cárceles no son hoteles de cinco estrellas” y muchas otras las
hemos oído y muchos las hemos pensado en más de una ocasión, especialmente ante
el horror y la impotencia que nos causan determinados crímenes y algunos
delincuentes. Esta pregunta de si estamos preparados, es realmente
complicada de responder. Por eso, he buscado un modelo de cárcel totalmente
opuesta a la de Bastoy, para buscar dos extremos opuestos e intentar encontrar
el medio que nos dé un poco luz en este dilema. Hay una cárcel en Arizona en la que los presos, viven en
tiendas de campaña a 50º a la sombra en verano con trajes a rayas, ropa interior
rosa y grilletes. Su creador es Joe
Arpaio, sheriff del Condado de Maricopa , muy orgulloso de ser el más duro de
EEUU y el “azote” de los indocumentados.
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