viernes, 15 de marzo de 2013

Prisiones más humanas y menos "destructivas"

Cuando pensamos que un delincuente merece ir a prisión, en nuestra mente muchos concebimos este lugar como un sitio “terrible” donde el hecho de vivir allí , es en sí mismo un castigo (un castigo que nunca nos resulta suficiente para alguien que ha causado un daño a otro ser humano). Incluso por nuestra mente pasan imágenes, como “mazmorras” para los delincuentes que más reproche y alarma social causan, en un intento, por otro lado lógico y humano, de apaciguar o mitigar el dolor y la indignación que la delincuencia crea no sólo en las víctimas, sino también en la sociedad.
Sin embargo, esta ilusión de que la cárcel va a ayudarnos a compensar o aliviar el dolor que el delito ocasiona, no es más que eso, una ilusión. ¿Cuántos años serían suficientes para que la condena fuera considerada justa? Tengo claro que aunque el castigo fuera cadena perpetua, la realidad para los ojos de las víctimas (personas inocentes que han sufrido de forma injusta y sin poder hacer nada para evitarlo) es que nunca es suficiente porque es imposible comparar el daño y el impacto que el delito tiene, con la “simple” entrada en prisión del culpable.
 

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