Vivimos en una época en que parece que quieren que vivamos con miedo y odio. Realmente, no hay una sola religión que no esté inspirada en valores restaurativos, basados en la empatía, el respeto y el amor por los demás. Entonces, el problema no es la religión que profesa un ser humano, el problema es el mal uso que se da, para generar odio. Somos los seres humanos los que estamos pervirtiendo las creencias y el espíritu de las diferentes religiones. Entonces ¿qué nos queda?. Ahora empiezo a entender que la justicia restaurativa, más allá del ámbito penal, debe empezar a conocerse y practicarse de forma habitual. Hasta hace unos años, esta justicia se enfocaba como una forma de poner una tirita cuando el daño se había producido, ¿y si pudiéramos prevenir el daño, a base de aprender o reaprender los valores y principios de la justicia restaurativa?.
Obviamente sería importante y prevendríamos muchos delitos, muchas conductas antisociales y sobre todo fomentaríamos que todos los miembros de la sociedad, se sintieran incluidos y cómodos dentro del grupo. Es necesario fomentar esta interdependencia, que todos y cada uno de los seres humanos, que conformamos el mundo, nos sintamos integrados, solo así evitaremos conductas radicales y comportamientos antisociales.
Es necesario recordar, valores como el respeto y la empatía, que nos haga reconocer que todos somos diferentes pero todos somos importantes, el respeto a las demás personas, nos va a hacer más empáticos y sobre todo más humanos.
Es también esencial tener en cuenta que en un mundo en el que todos conocemos nuestros derechos, también tenemos responsabilidades, para mi la mayor es que si hacemos algo mal, debemos intentar compensar, el posible perjuicio que hayamos ocasionado. Pero también creo que somos responsables de contribuir a hacer de este mundo, un lugar mejor.
Por eso, deberíamos aprender a vivir de forma restaurativa, empezando por nuestro grupo más cercano: la familia, los amigos, el trabajo y deberíamos ser conscientes de lo importante que es transmitir estos valores y principios restaurativos a los niños y los jóvenes. Así, vamos a tener una generación futura más comprometida, respetuosa, responsable y sobre todo con mucha más empatía. Si Pitágoras, hace tantos años dijo educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres, es porque por mucho que avance el mundo, las tecnologías.. hay algo que siempre está ahí, y es la capacidad que tenemos los seres humanos de hacer las cosas más buenas del mundo pero también las más terribles. Ante este dilema, es nuestra responsabilidad contribuir a que cada vez que alguien dude entre ambas, siempre se decida por hacer lo mejor para todos, porque todos somos importantes y miembros del grupo y del planeta, que llamamos tierra. Por eso, la justicia restaurativa es inclusiva, se basa en el empoderamiento, la empatía, el diálogo y muchos otros principios y valores que nos van a recordar que todos somos seres humanos.
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