Acabo de leer un blog, en el que alguien descubría qué la Justicia Restaurativa existe, no obstante y como suele ocurrir no había comprendido el concepto, ya que había leído sobre esta institución a través de la gente equivocada. ¿Cual fue el error? Pues leer que la Justicia Restaurativa trata sobre el perdón y la reconciliación, algo muy común y es que pensar que se quiere obligar a la víctima a perdonar al delincuente, o que se forzará a este último a pedir disculpas, es querer tapar el sol con un dedo y disminuir la potencialidad de la Justicia Restaurativa.
Para responder a esto, he considerado conveniente poner una extracto de la charla que di, en el II Congreso Internacional sobre Justicia Restaurativa y mediación penal, celebrado en marzo de 2012 en Burgos (España). ¿Un lo siento es suficiente? Por supuesto que no, es más importante que
alguien diga: “si, reconozco lo que ha pasado y tus sentimientos, y sé que soy
responsable por ello”. Porque ¿qué pasa si alguien dice “lo siento” pero no
cree que haya hecho algo mal? Pues que no se habría hecho justicia y lo primero
que desean las víctimas para sentirse resarcidas del daño sufrido, es precisamente
eso, que se haga justicia, y para ello es necesario que alguien se
responsabilice del delito.
De ahí, la gran importancia de la
Justicia Restaurativa, ya que esta puede llevar al infractor al reconocimiento
de los hechos y la asunción de su responsabilidad, por eso mismo esta justicia
no es una opción blanda ( es muy duro que alguien acepte la responsabilidad por
lo que ha hecho).
Las buenas practicas de Justicia
Restaurativa deben dejar al margen las disculpas y el perdón, porque lo que
está en el centro es el dialogo. ES sobre la discusión de cómo impactó el
delito en un ser humano o cómo dañó a las víctimas, supone una dinámica de cómo
relacionarse en el que la gente se toma su tiempo, busca su espacio y se
escuchan unos a otros. Por eso es esencial que el infractor entienda el
contexto, solo así podrá comprender el daño que hizo. Este contexto es el
conocer de propia voz de la víctima, el impacto del delito, “es la historia que
rodea la historia”. Una vez que el delincuente sabe donde está y el daño que ha
causado puede emprender el camino de hacer las cosas bien para la víctima, la
comunidad y el mismo.
Esta asunción de responsabilidad va a
permitir al delincuente crecer como persona, aprendiendo la lección y retomando
el control de su vida hacia una vía sin delitos, esto ¿acaso no es la vida en
estado puro? Por supuesto, que en jóvenes infractores el efecto de la Justicia
Restaurativa puede ser mayor porque tienen una personalidad que se está
formando, se dejan guiar por las amistades y las justificaciones que elaboran
en su mente para cometer un delito se revelan como algo muy importante para
ellos y al enfrentarlos directamente con las víctimas, puede suponer en ellos
un punto de inflexión para querer cambiar y ser personas nuevas.No obstante, este punto de inflexión
puede surgir en cualquier ser humano, en cualquier persona que se de cuenta del
daño que ha causado y no quiera volver a hacerlo.
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Desde A Mediar compartimos y abogamos por la Justicia Restaurativa en el ámbito penal, como herramienta de prevención especial y prevención de la reincidencia.
ResponderEliminarHola Tomás buenos días precisamente hoy escribía algo relacionado con este tema, es estupendo ver como está creciendo el conocimiento y la aceptación de la Justicia Restaurativa en toda su extensión. Un saludo desde Burgos, y estamos para lo que querais desde las dos asociaciones que presido.
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