En un mundo en que las personas cada
vez más se sienten alienadas, la Justicia Restaurativa construye sentimientos
positivos y fortalece lazos sociales. Nos sentimos alienados y controlados, somos considerados casi incapaces, por ejemplo, si sufres un delito y denuncias, automaticamente desde ese momento, la víctima desaparece todo se gestiona por el sistema, por el "papa estado" hasta tal punto que la verdadera afectada, la que sufrió el delito no es casi tenida en cuenta, solo como un mero testigo, de esta forma no es de extrañar que muchas se sientan como un cebo para que el infractor sea condenado, y una vez que el sistema lo consigue la víctima pasa aún más al olvido.
El objetivo de esta justicia restaurativa, en el ámbito
penal trata no solo de reducir el crimen sino también de reducir su impacto. La
capacidad de la Justicia Restaurativa para hacer frente a estas necesidades
emocionales y de relación y para “enganchar” a los ciudadanos, es la llave para
una comunidad más saludable. Para esta justicia, el delito rompe la paz entre
los miembros de la comunidad y por eso los delincuentes deben hacer las cosas
bien también para con la comunidad. Los efectos de los delitos en las víctimas son en algunos casos más visibles que en otros pero no significa que todas las personas que sufren un delito necesiten ser escuchadas, atendidas e informadas. Las víctimas deben ser las protagonistas, y nadie mejor que ellas para saber cómo quieren ser reparadas y que necesitan, no son seres incapaces sino persona que sufren y necesitan encontrar su camino restaurativo hacia la sanación y la transformación de su vida, recuperando cierto control y equilibrio
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