Siempre tenemos tendencia a juzgar a los demás, prejuzgamos la forma de vestir, de comportarnos y en base a esto, establecemos quienes son los que "son los buenos" y los "malos o equivocados"Lo mismo ocurre con los infractores, cuando alguien comete un delito nos es más fácil pensar que se trata de un monstruo y que por tanto, en la cárcel están bien separados y aislados de los demás, nosotros, que somos los "buenos". Sin embargo, la realidad es que los infractores son como nosotros y que en muchas ocasiones , tenemos más en común de lo que podamos pensar, como decía Nils Christie, incluso nos podemos ver reflejados en la historia de alguno de ellos, y sin embargo esto no implica librar al otro de responsabilidades, justificar sus delitos, ni tomar un hecho grave como inofensivo. Implica, simplemente, romper con los habituales intentos de trazar una línea divisoria entre “los otros de allá ” los endemoniados, los delincuentes sin posibilidad de reinserción y “nosotros aquí,” los seres buenos" y los que estamos libres de toda posible actividad, en el mundo del delito.La realidad es que el sistema penal nos enseña a aislar, separar y estigmatizar, causando un daño similar al que ocasionaron, a los infractores y con esto, piensa el sistema que las víctimas se sienten mejor, y que daño por daño, supone un alivio para ellas.
Evidentemente existe una necesidad esencial de que las víctimas puedan hacer frente a estos daños, que las ha ocasionado el delito, y una de las mejores formas es que sean ayudadas a ello por el que los ocasionó : el infractor, el infractor debería tener participación activa para reparar, compensar o mitigar el daño que causó a la víctima
De esta forma, primero recuperan su humanidad perdida u olvidada, se ven a sí mismos como los seres humanos que son y no como, el sistema penal, los trata, los monstruos sin posibilidad de recuperación, pero es que además, las víctimas pueden sentir un poco de tranquilidad, al ver que los infractores lejos de ser unos demonios, son seres humanos que pueden también aprovechar la oportunidad que los da la justicia restaurativa y sus herramientas, para hacer lo correcto. Es decir frente al sistema tradicional, con un marcado carácter estigmatizador, y retributivo, la Justicia Restaurativa se convierte en un puente abierto para unir islas, evitar los estigmas que separan y deshumanizan y así lograr una sociedad mucho más pacifica y sobre todo que se sienta más segura y recuperando la confianza en sus miembros.
Siempre comento que la Justicia Restaurativa surgió por las víctimas y para devolverlas el protagonismo que las corresponde, en un hecho que las afecta tan directamente como es el delito, pero no se olvida del infractor y como hacer que pueda borrar el daño, reparándolo pero también siendo mirado por lo bueno que haga desde ese momento en adelante, no podemos seguir juzgando a una persona por lo que hizo en el pasado, sino por lo que es en el presente y lo que puede hacer en el futuro, esta es la esencia de la justicia restaurativa con respecto al infractor.
Y por supuesto esta ayuda a la víctima, y la no estigmatización del infractor, también repercute en la comunidad, afectada indirectamente por el delito como víctima pero también responsable en procurar que sus miembros se sientan seguros y nada mejor que lograr la reconexión del infractor con ella.
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