miércoles, 16 de agosto de 2017

La Justicia Restaurativa también aborda las necesidades del infractor

En varias ocasiones, he escrito sobre la responsabilización del infractor por su conducta delictiva, como requisito o no, para poder participar en un proceso restaurativo. Siempre pienso que la asunción de responsabilidad debe ser parte del proceso restaurativo en si mismo, en concreto, se debe tratar con el infractor en las reuniones individuales preparatorias. Si se quiere que la persona que ha cometido el delito asuma el daño y su participación en el hecho, el castigo no favorece ni propicia esto. La verdadera responsabilización implica animar al infractor a enfrentarse con el hecho delictivo, a que entienda el impacto del delito y el daño que ha generado y finalmente quiera hacer lo correcto. Pero sin duda, lo que a veces se nos escapa es que los infractores además de su responsabilización,  también tienen una serie de necesidades, y que como decía Howard Zehr,  si esperamos que asuman el delito, quieran reparar, no volver a hacerlo y volver a la sociedad como personas nuevas y productivas, es necesario hacer frente a estas necesidades que el infractor también tiene y reclama de la justicia y que se deben afrontar para conseguir que pueda vivir alejado del delito:

Necesita que se le anima a responsabilizarse por su conducta, para ello debe tener oportunidad de reparar el daño, conocer valores como la empatía y la responsabilidad y que la vergüenza de ser señalado como delincuente, se transforme en reintegrativa. Esto es lo que trató Braithwaite y que sin duda, se traduce en la necesidad de señalar la ofensa, el delito como algo inaceptable, sin hacer hincapié en el infractor, dándole así una oportunidad de poder separarse de su delito, asumiendo el daño, reparándolo e intentando no volver a delinquir. Esto sin duda ofrece la Justicia Restaurativa: una oportunidad al infractor de hacer lo correcto y evitar llevar el estigma permanente de delincuente

Necesita ser animado a transformarse, a través del tratamiento de sus posibles adiciones y de sus traumas que lo pudieron llevar a delinquir o ser propenso a ello, y a fortalecer y adquirir valores y aptitudes restaurativas que le ayuden en su vida diaria, alejado del delito

Necesita apoyo para su mejor vuelta o reconexión con la comunidad 

2 comentarios:

  1. Gracias, Virgina, qué importante este tema. Sabemos que sobre todo en el caso de delitos graves, hasta el 90% y más de los ofensores han sido víctimas de delitos violentos también, muchas veces en su infancia o juventud. Como tú mencionas es algo que puede llevar a la delincuencia, y ojo, no digo que lo hace, pero que puede. Muchas veces han sufrido de mucho dolor, humillación, vergüenza, etc. y no han tenido el apoyo de sus familias o cercanos para sanar de los traumas sufridos y como explica muy bien Nathanson, con su “compass of shame” (compás de la vergüenza) esto es algo que hace a estas personas más propensas a herir a otros o/y si mismos. "Hurt people hurt people", como se dice en inglés - personas heridas hieren a otras. Hay una multitud de estudios que comprueben esto pero a pesar de todo es un factor ignorado muchas veces por la justicia penal. Pero si queremos que una persona no vuelva a delinquir, es importante que pueda sanar por fin de estos traumas, tal como tú lo mencionas. Con esto no es que nos olvidemos de las víctimas, pero lo que las víctimas más anhelan es justamente esto, que no vuelva a suceder, y para esto hay que apoyar al ofensor también. Ojala que más y más veamos una justicia restaurativa que en práctica es "trauma-informed" - tratando el trauma tanto en las víctimas como los ofensores! Un abrazo grande y ojala hasta pronto! Claudia

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    1. gracias por tu comentario Claudia efectivamente, si queremos ser restaurativos debemos abordar el posible trauma tanto en víctimas como en infractores, solo así podemos recuperarlos a los dos como personas productivas. un abrazo grande y pronto nos vemos

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