martes, 11 de diciembre de 2018

Justicia Restaurativa entre el desconocimiento y las dudas

Cuando comento a la gente que no me conoce, a qué me dedico, suelo observar dos reacciones bien diferenciadas; algunos, (generalmente los que alguna vez ha sufrido un delito y saben lo que implica esto), aprecian lo que les cuento y enseguida, me dicen que esa Justicia de la que hablo, es la que debiera existir de forma universal y general. Otros, (en muchas ocasiones son los que manifiestan que están hartos de la Justicia pero nunca han sufrido un delito), poco más que se ríen de mi, me llaman ilusa y me comentan con cierta sorna, pero "¿crees que un "delincuente" no va a delinquir de nuevo, solo por escuchar el impacto que el delito ha tenido en la víctima?. La cárcel es lo único que puede ayudar a ello".Y esta es la dicotomía en la que me suelo mover, lo cierto es que estoy convencida que si los segundos, sufren un delito cambiarán de forma radical, su forma de pensar. ¿Por qué nos empeñamos en creer que cuando hay un daño, hay que responder causando todavía más daño?. Creo que algunos piensan erróneamente, aquello que nos decían hace muchos años, eso de la letra con sangre entra, pero claramente se ha visto que esto no es así.

Durante muchos años, se ha pensado que centrándonos en el castigo y en la vergüenza estigmatizante, íbamos a poder neutralizar la delincuencia y evitar la reincidencia. Pero lo cierto es que esto solo fomenta un círculo de más vergüenza y más violencia. Estábamos basándonos en ciertos elementos como la acusación, confesión, castigo y deshumanización, este paradigma lo que hace es polarizar a la sociedad, hacernos creer que excluyendo, vamos a solucionar el problema, pero lo cierto es que necesitamos que todos los miembros de la comunidad se sientan incluidos y parte del grupo. Sólo así podremos conseguir que el infractor recuerde su humanidad y considere que no quiere dañar a otro ser humano.

Por eso, es importante el cambio de paradigma de la Justicia Restaurativa, sustituyendo los elementos que he comentado, por otros como la denuncia, reconsideración de los actos realizados, remordimiento y reparación, estos elementos son mucho más efectivos porque en lugar de aislar y estigmatizar, dan una oportunidad a las personas que han cometido un delito, de hacer lo correcto, o al menos de devolver algo bueno por lo malo que hicieron y además, se les dice que van a ser apoyados para volver a la sociedad y ser mirados por lo bueno que hagan desde ese momento en adelante.

Claramente prefiero dar la oportunidad a este segundo paradigma, centrándonos en el remordimiento y la asunción de culpabilidad, pero no como algo que estigmatiza sino como algo que libera, sana y ayuda a reconectar de nuevo con la comunidad y consigo mismo.

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