viernes, 5 de diciembre de 2025

El poder del cambio: humanidad y transformación en la justicia restaurativa


SOLEMOS PENSAR QUE LA GENTE NO CAMBIA

Cuando hablo de procesos restaurativos, es curioso observar cómo muchas personas reconocen que son algo positivo, pero acto seguido excluyen de ellos a quienes han cometido delitos graves o a los reincidentes. Incluso muchas legislaciones restringen estas prácticas únicamente a adolescentes en conflicto con la ley. Parece existir la idea generalizada de que ciertos infractores no pueden cambiar, de que la reinserción “no funciona”, especialmente para quienes cargan con delitos de mayor gravedad.

Sin embargo, esta visión es demasiado rígida. No todos los infractores estarán listos para modificar su conducta o para abandonar la carrera delictiva, pero muchos sí tienen la voluntad de hacerlo. Y con un acompañamiento serio, humano y exigente esa voluntad puede fortalecerse enormemente. La Justicia Restaurativa puede ser una herramienta decisiva en este proceso porque obliga a los infractores a enfrentarse a sus actos, a escuchar de manera directa cómo sus decisiones han herido a personas reales, de carne y hueso.

Para muchos, este momento puede convertirse en un punto de inflexión. No debemos olvidar que muchos infractores minimizan sus actos o los justifican pensando que “no fue para tanto”. Escuchar la voz de la víctima y comprender el impacto real de lo ocurrido puede despertar una reflexión profunda e incluso un deseo sincero de cambio. Y aunque no se realice un encuentro directo, los programas restaurativos individuales también ofrecen un espacio poderoso para revisar la propia vida, asumir responsabilidades y decidir actuar de otra manera. Ese es el verdadero potencial de la Justicia Restaurativa: siempre deja abierta una puerta para hacer lo correcto.

jueves, 4 de diciembre de 2025

La comunidad como motor del cambio restaurativo

 


La frase “La fuerza de la justicia restaurativa está en su capacidad de movilizar a la comunidad y convertir la implicación social en una herramienta de cambio profundo” pone el foco en un aspecto esencial de la justicia restaurativa: su naturaleza colectiva. A diferencia de los sistemas tradicionales, que suelen delegar la gestión del daño exclusivamente en instituciones formales, la justicia restaurativa reconoce que la comunidad no es un simple escenario donde ocurren los hechos, sino un agente activo que puede sanar, prevenir y transformar.

Cuando la comunidad se implica, se reconstruyen vínculos, se fortalece la responsabilidad compartida y se abre espacio a una reflexión conjunta sobre las causas del daño. Esa participación no solo repara lo ocurrido, sino que modifica las dinámicas que podrían haber permitido el delito o el conflicto. Por eso la justicia restaurativa no se limita a intervenir después del daño, sino que contribuye a generar estructuras más saludables y resilientes.

Además, esta movilización comunitaria empodera a las personas: les permite sentirse parte de la solución y no únicamente espectadoras del problema. La implicación social se convierte así en un recurso que se renueva, porque cuanto más participa la comunidad, más conciencia genera, y cuanto más consciente es, más capacidad tiene de sostener cambios duraderos

CONCLUSIONES

La justicia restaurativa demuestra que la verdadera transformación solo es posible cuando la comunidad deja de ser un espacio pasivo y asume un papel activo en la resolución del daño. Cuando las personas se sienten interpeladas y deciden implicarse, recuperan la capacidad de influir en su propio entorno, de reconstruir relaciones y de fortalecer la cohesión social. Esta participación no solo contribuye a resolver un conflicto concreto, sino que genera aprendizajes colectivos que perduran y se transmiten.

Además, la movilización comunitaria convierte la responsabilidad en un valor compartido. El delito o el daño ya no se perciben como un problema aislado entre dos partes, sino como un fenómeno que afecta a todos y que, por tanto, requiere respuestas colectivas. Este enfoque abre la puerta a cambios más profundos, porque no se limita a poner parches, sino que se adentra en las causas, en las dinámicas y en los vínculos que sostienen la vida en común.

En definitiva, la fuerza de la justicia restaurativa reside en este movimiento social que promueve: una comunidad que se implica, que se escucha y que se compromete tiene la capacidad de transformar no solo los conflictos, sino también la manera de convivir. Cuando la implicación social se convierte en acción, la justicia deja de ser un trámite y pasa a ser un proceso de cambio real y duradero.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Justicia restaurativa y terrorismo: el difícil camino hacia la responsabilización


 INTRODUCCIÓN

"Quiero hablar con las víctimas del 13N": uno de los terroristas de la sala Bataclan apela a la "justicia restaurativa" en el décimo aniversario del atentado

La petición de Salah Abdeslam divide a Francia, entre quienes la ven como un intento de redención y quienes la consideran una forma de "trivializar el terrorismo". La abogada Olivia Ronen, que explicó así la supuesta transformación de Abdeslam entre rejas: "Se trata de una persona que está intentando acceder a la educación y que, además, pidió disculpas a las partes civiles durante el juicio, algo bastante inusual (...) Él podría explicar la situación y abrir una puerta a las víctimas, si así lo desean".

Hace unos días podían leerse en medios franceses que uno de los terroristas del 13 de noviembre estaría dispuesto a participar en justicia restaurativa. Y después hemos podido verla en el mundo, a este periódico corresponde el extracto de la noticia con la que he comenzado.

Es curioso porque entiendo que esto haya dividido a la sociedad francesa más que nada porque no es está enfocando bien la justicia restaurativa. Precisamente por eso suelo ser tan crítica con las malas prácticas, con la falta de formación adecuada y con que los medios den voz de manera frecuente a personas no expertas.  Parece que solo si eres juez, político, catedrático sabes de lo que hablas y la realidad es que solo los verdaderos “artesanos” de la justicia restaurativa conocen sus posibilidades y beneficios. Y es que cuando no se traslada al público de forma correcta que implica la justicia restaurativa, corremos el riesgo de lo que está pasando: su banalización y sobre todo su desnaturalización.

JUSTICIA RESTAURATIVA EN DELITOS GRAVES COMO LOS DE TERRORISMO

Un superviviente de los atentados de Charlie Hebdo ha criticado esta justicia restaurativa porque opina que no serviría para delitos de terrorismo. Es normal que algunas víctimas opinen esto sobre todo si nos fijamos en cómo la abogada del terrorista ha transmitido la voluntad de su cliente. Habla de que estaría dispuesto, que incluso ha pedido perdón, que está intentando educarse y que así podría explicar la situación…. Parece una broma, lo que transmite la abogada, quizá por desconocimiento o por ideas erróneas sobre lo que es la justicia restaurativa desde luego no trabajamos bajo estas premisas. Continuar leyendo: lawandtrends

martes, 2 de diciembre de 2025

Empoderar para sanar, la fuerza transformadora de la justicia restaurativa


 INTRODUCCIÓN

El empoderamiento es algo positivo y constructivo. Vivimos en un mundo en el que casi todo es gestionado por personas ajenas a nosotros, el estado y las instituciones nos tratan muy a menudo como casi incapaces…un ejemplo: si tenemos un problema acudimos al juzgado y una vez lo hacemos, todo se gestiona por profesionales en un proceso en el que tenemos poco o nada que decir, cualquier profesional sabe lo que nos conviene, o parece saberlo, mejor que nosotros mismos. El punto de pérdida de poder llega al límite cuando el estado en una defensa desmedida de las víctimas de los delitos, pasa a convertirse en la víctima principal del delito, despojando a las víctimas reales de cualquier oportunidad de decidir, expresar su opinión y/o necesidades. Es lo que Nils Christie aseveró cuando dijo que el estado se apropiaba del conflicto y del delito. Quizá no se quiso hacer de forma abusiva, sino que en un intento de defender a las personas más vulnerables, sin embargo, esto quedó desvirtuado al erigirse el estado en dueño absoluto del delito y de lo que ocurra durante el proceso penal, sin tener en consideración que el delito afectó a una persona de una manera traumática.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Romper Etiquetas para sanar: la fuerza humana de la justicia restaurativa

 


TENEMOS TENDENCIA  A PREJUZGAR

Siempre tenemos tendencia a juzgar a los demás. Prejuzgamos la forma de vestir, de comportarse, y a partir de ahí establecemos quiénes son “los buenos” y quiénes son “los malos o equivocados”. Lo mismo ocurre con los infractores: cuando alguien comete un delito, nos resulta más sencillo pensar que se trata de un monstruo y que, por tanto, su lugar es la cárcel, separados y aislados de “los demás”, es decir, de nosotros, que nos vemos como “los buenos”.

Sin embargo, la realidad es que los infractores son personas como nosotros, y en muchas ocasiones tenemos más en común con ellos de lo que pensamos. Como decía Nils Christie, incluso podemos ver reflejada parte de nuestra historia en la suya. Esto no significa eximir de responsabilidades, justificar los delitos ni minimizar hechos graves. Significa, simplemente, romper con el intento habitual de trazar una línea divisoria entre “los otros de allá”, los supuestos seres irrecuperables, y “nosotros aquí”, los buenos, libres de cualquier posible vinculación con el mundo del delito.

EL SISTEMA AISLA Y ESTIGMATIZA

El sistema penal nos enseña a aislar, separar y estigmatizar. Con esta lógica, se causa un daño similar al que ocasionaron los propios infractores, creyendo que así las víctimas se sentirán mejor y que “daño por daño” proporciona algún tipo de alivio. Sin embargo, aunque las víctimas necesitan afrontar y procesar los daños sufridos, una de las formas más valiosas para hacerlo es recibir apoyo para ello de quien causó ese daño.

El infractor debe tener la oportunidad —y responsabilidad— de participar activamente en la reparación, compensación o mitigación del daño que provocó. No se trata de suavizar su responsabilidad, sino de permitirle asumirla de manera constructiva.

NECESIDAD DE LA OPORTUNIDAD DE ENTENDER EL DAÑO

Gracias a este enfoque, los infractores pueden verse primero como los seres humanos que son, y no como los monstruos sin recuperación posible que a menudo retrata el sistema penal. Al mismo tiempo, las víctimas pueden encontrar cierta tranquilidad al descubrir que, lejos de ser demonios, quienes les hicieron daño son personas capaces de reconocerlo y de aprovechar la oportunidad que ofrece la Justicia Restaurativa para hacer lo correcto.

Frente a un sistema tradicional marcado por el estigma y la retribución, la Justicia Restaurativa actúa como un puente: une islas, reduce las barreras que deshumanizan y contribuye a construir una sociedad más pacífica, más segura y con mayor confianza entre sus miembros.

CONCLUSIONES

Este texto nos recuerda que, detrás de cada juicio rápido y de cada etiqueta que colocamos sobre los demás, suele haber más miedo que verdad. La tendencia a dividir el mundo entre “buenos” y “malos” nos da una falsa sensación de seguridad, pero también nos aleja de nuestra propia humanidad. Los infractores, lejos de ser monstruos ajenos a la sociedad, son personas que comparten nuestras mismas fragilidades, historias rotas y posibilidades de cambio. Reconocerlo no significa justificar el daño, sino abrir la puerta a una comprensión más profunda de lo que significa ser humano.

El sistema penal, con su lógica de aislamiento y castigo, refuerza la separación y provoca heridas que no solo sufren los infractores, sino también las víctimas, que a menudo quedan atrapadas en un proceso que no les permite sanar de verdad. Pensar que el dolor se alivia con más dolor es una ilusión que perpetúa el sufrimiento. Las víctimas necesitan algo más: necesitan ser escuchadas, acompañadas y tener la oportunidad de recibir respuestas y reparación por parte de quien les dañó.

Aquí es donde la Justicia Restaurativa emerge como un camino esperanzador. Este enfoque nos invita a mirar más allá de las etiquetas y a reconocer que incluso quienes erraron pueden asumir su responsabilidad y hacer algo significativo para reparar el daño. Cuando se ofrece esta oportunidad, las víctimas pueden sentir un alivio real al ver que el otro no es un demonio, sino una persona capaz de actuar con humanidad. Y los infractores, al ser tratados como seres humanos en proceso de cambio, pueden redescubrir su propia dignidad y emprender un camino distinto.

Dentro de este marco, la Justicia Restaurativa se convierte en un puente que une orillas que parecían imposibles de conectar: la del dolor y la del reconocimiento, la del daño y la de la reparación, la de la separación y la de la comunidad. Al derribar estigmas y permitir encuentros significativos, este enfoque contribuye a una sociedad más pacífica, más segura y, sobre todo, más consciente de la fuerza transformadora que reside en cada uno de sus miembros.

En última instancia, apostar por lo restaurativo es apostar por la esperanza: la esperanza de que nadie está definido para siempre por sus peores actos, y de que una comunidad que acompaña, comprende y repara es capaz de sanar sus heridas y construir un futuro más humano.

domingo, 30 de noviembre de 2025

Cuando la justicia intenta sanar y reparar


 LOS FINALES FELICES

Me gustan los “finales felices”, sí, lo reconozco, me gustan las películas y los libros en los que los “buenos” tienen su recompensa y los “malos” reciben su castigo. Este sentimiento es muy humano y nos hace sentir seguros y tranquilos. Y es realmente a lo que nos han acostumbrado, desde que tengo uso de razón, los cuentos, las películas....todo gira en torno a esta ley "natural", el bueno es feliz...el malo, no.  Esto, sin duda, es la justicia retributiva y aparentemente nos hace felices, y nos hace incluso equiparar justicia, a castigo. Sin embargo, a la gente buena, le pasan cosas malas, sufren y en ocasiones se convierten en víctimas. Y la gente buena también puede causar daño y mucho sufrimiento. Y además, por mucho que intentemos castigar al culpable para satisfacer esta necesidad retributiva, que es casi una obsesión, una vez más la víctima queda relegada y olvidada y vuelve una y otra vez a recordar que fue víctima y que sigue sintiéndose una víctima y no solo del infractor sino del sistema, en general.

Me explico, el juicio deja un sabor amargo a la víctima, y es que con esta obsesión del sistema de justicia penal porque se cumpla la ley, porque el infractor reciba su castigo y si es ejemplar, mejor, no nos damos cuenta de qué necesita, qué quiere o qué desea realmente la víctima o qué estaba pasando con esta persona que causó el daño....

viernes, 28 de noviembre de 2025

Dos miradas, un camino : La justicia restaurativa como puente entre las normas y la vida


 INTRODUCCIÓN

Se habla de Justicia Restaurativa en diferentes ámbitos, aunque el más conocido es en el penal. Para entender un poco más estas diferentes perspectivas de la Justicia Restaurativa creo conveniente intentar desgranar qué es o como percibimos la justicia (digo, intentar porque realmente la "empresa" de definir qué es Justicia es complicada). Muchas personas a la Justicia Restaurativa en el ámbito no penal, lo llaman prácticas restaurativas, yo creo que no hay mucha diferencia puesto que estoy convencida,  que el elemento justicia debe ser esencial, y en todos los aspectos de nuestra vida, por ejemplo, tanto si hemos sufrido un delito como si actuamos dentro de la escuela, intentamos ser justos y aspiramos a conseguir justicia.

DOS FORMAS DE ENTENDER LA JUSTICIA

Justicia, desde un punto de vista cultural y pensando en un concepto general se basa en un consenso amplio en los individuos de la comunidad acerca de lo que es bueno y lo malo. Nuestra forma de comportarnos, de actuar, en general de vivir en cualquiera de nuestros ámbitos de la vida: lugar de trabajo, colegio, vecindario, familia…debe guiarse hacia el eje-valor de la justicia. 

Por el contrario, justicia desde un punto de vista formal pensando en un concepto estricto, son un conjunto de disposiciones escritas, que son aplicadas por jueces y profesionales y tratan de ser totalmente imparciales y neutrales con respecto a los miembros de la comunidad y los conflictos que surjan entre ellos y lleguen a los tribunales.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Cuando el infractor se mira al espejo: motivaciones y verdades de la justicia restaurativa

 


MOTIVOS DEL INFRACTOR PARA PARTICIPAR EN UN PROCESO RESTAURATIVO

La gente suele preguntarme sobre la sinceridad y los motivos de los infractores para participar en un encuentro restaurativo. ¿por qué ? Porque piensan que estos encuentros puede ser una válvula de escape sencilla para muchos y así eludir las consecuencias jurídicas de sus actos. Bueno, en primer lugar valorar la sinceridad de un acto es complicado pero si hay indicios de esto, porque los encuentros restaurativos son totalmente voluntarios y el infractor para participar debe reconocer al menos en parte su participación en el hecho delictivo ( eso es radicalmente diferente de la justicia tradicional que en lugar de fomentar la asunción de responsabilidad, lo que hace es facilitar la negación del delito, o su justificación), esto ya para muchos infractores puede resultarles complicado y ponerles en un dilema. Por eso, los que acceden es más probable que lo hagan por voluntad propia y guiados sino por su sincero arrepentimiento si, por cierta curiosidad o dudas sobre la víctima, ya que muchos no las ven como seres humanos, separan el acto delictivo de la persona que lo sufren y tienen tendencia a pensar que no dañaron a una persona

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Justicia restaurativa: más allá de la moda, un compromiso con la preparación, las buenas prácticas y la autenticidad


 INTRODUCCIÓN

En uno de los últimos cursos de formación que he asistido decía Barb Toews: “en la actualidad hay programas no restaurativos que son excelentes pero también los hay restaurativos que no son buenos o que directamente no son restaurativos”

Esto es evidente en nuestros días, actualmente la justicia restaurativa está de moda, parece que cualquiera que haya leído un poco puede dar formación  y se presume de calidad especialmente si los que lo imparten son políticos o expolíticos, jueces, profesores de Universidad etc.…Pero lo peor es que además hay personas que se lanzan a hacer intervenciones restaurativas que dejan mucho que desear.

En un periódico que se edita dentro de la cárcel de Burgos salió una noticia de un círculo restaurativo entre un privado de libertad que estaba de permiso y familiares de víctimas de las drogas. Lo leí con mucho detenimiento porque realmente me parece una intervención complicada que requiere de mucha preparación y sobre todo,  tener claro los objetivos que se pretenden conseguir, de hecho, solo un círculo ni siquiera creo que sea suficiente para lograrlos. Sin embargo, cuando leí el artículo sobre esta intervención restaurativa es cuando me di cuenta de que las prácticas tampoco se están enfocando bien o al menos nos estamos olvidando de los verdaderos objetivos de la justicia restaurativa.

LA PREPARACION DE LAS PERSONAS QUE VAN A PARTICIPAR EN JUSTICIA RESTAURATIVA ES ESENCIAL

En primer lugar hay que recordar que la justicia restaurativa no es mágica, lleva tiempo y antes de iniciar un círculo o cualquier otra práctica es necesario la preparación de las personas que van a tomar parte. Es imprescindible hacer esto para entender la historia de cada participante, sus necesidades y expectativas y valorar qué tan bueno sería este encuentro conjunto.  Porque lo que muestran determinadas películas como la francesa “las dos caras de la justicia” no es lo que debe suceder en la realidad, si llevamos a personas a un circulo no debería existir este enfado en ciertas víctimas que muestra la película, este grado tan intenso de reproche no puede darse si de verdad queremos que la práctica,  en este caso de círculo funcione. Y por eso, es necesario preparar a los posibles participantes,  de esta manera vamos a poder  estar seguros de que el circulo será adecuado para las víctimas, y  entenderemos que esperar de este proceso. Continuar leyendo: lawandtrends

martes, 25 de noviembre de 2025

Entre el Daño y la Esperanza: El sentido profundo de lo restaurativo


 INTRODUCCIÓN 

Cuando oímos la palabra delito, y más si es grave, enseguida nos viene a la mente el daño que se haya producido como consecuencia de este hecho delictivo. El ser humano, por lo general, sí tenemos de forma natural, cierto grado de empatía, que nos hace ponernos en el lugar del que sufrió el delito. Sin embargo, esta naturalidad que surge en el primer instante, se evapora con la publicidad que los medios de comunicación hacen del delito y con la forma de abordarlo, que tienen los operadores jurídicos y en general el sistema. El delito se convierte exclusivamente en una acción u omisión tipificada en las leyes como tal. Así el código penal español, dice que son delitos y faltas las acciones y omisiones dolosas e imprudentes penadas por la ley. En la definición de delito por las leyes, se echa en falta precisamente algo de humanidad. El daño debería ser central así como la violación que produce de las relaciones entre los miembros de la comunidad. Tal parece que el delito sea causar un daño al estado, que es el que ha creado el catálogo de delitos.