Para Matza y Sykes, cuando los infractores, especialmente los menores y jóvenes cometen un delito, en muchos casos se amparan en lo que llamaron técnicas de neutralización y que son las justificaciones que utilizan para con sus conductas delictivas y así pueden cometer delitos porque se apartan y suspenden temporalmente su compromiso con las normas sociales.
Estas técnicas que usan los adolescentes infractores son las siguientes y frecuentemente se favorecen por el sistema penal tradicional de justicia:
. Negación de la responsabilidad: el delincuente dirá que el /ella es una víctima de las circunstancias y que ha sido empujada al delito y que esto escapa de su control (“no fue mi culpa”)
. Negación de la lesión: los delincuentes suponen que su comportamiento realmente no causó daños o que la víctima puede permitirse el daño.
. Condena de los que condenan: los que condenan son vistos como hipócritas o están reaccionando así por despecho personal (“ellos seguro que hicieron cosas peores en su día”)
. Apelación a lealtades superiores: las reglas de la sociedad quedan por detrás de las demandas y lealtad a otros (“que iba a hacer, mis amigos estaban ahí…)
La Justicia Restaurativa, genera en muchos infractores, especialmente en los jóvenes cuya personalidad todavía está en formación, un punto de inflexión que los hace reflexionar, se genera en ellos empatía para ver que efectivamente dañaron a otra persona y que no quieren volver a hacerlo. Esta justicia favorece su concienciación y responsabilización lo que hace que estas justificaciones que para ellos tenían sentido cuando cometieron el delito, dejen de tener significado. Favorece que se conciencien, se den cuenta del daño real que si causaron, incluso sientan remordimiento, sin estigmatizarlos, que propicie su cambio, un punto y aparte para querer vivir siguiendo las normas. Esto se hace de una manera constructiva, favoreciendo la educación en valores restaurativos que les haga ver su humanidad y la humanidad de la gente que los rodea.
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