domingo, 22 de septiembre de 2013

Las víctimas y su "camino" tras sufrir el delito


La víctima es la gran "olvidada"del proceso penal, esto lo decimos hasta la saciedad tanto que ya pocas víctimas, creen que de verdad, hay posibilidades de revertir esta situación. Siempre pienso que más que hablar con palabras, hay que hacerlo con hechos, no obstante, es necesario reinvindicar la poca atención que las prestamos, para así poder aliviar la situación. Y una forma de ayudar a remediar el poco protagonismo de las víctimas, es entender, cómo afecta el delito en su vida, y cómo coexisten con el trauma de haber sufrido un delito, en definitiva, es necesario saber cómo afecta el crimen a cada víctima para poder ayudarlas y devolverlas el protagonismo que merecen en un hecho que las afecta tan directamente como es el delito. Y es que la concepción retributiva ha distanciado al infractor de la víctima, poniendo a esta última como un simple sujeto pasivo dentro de la comunidad. Como dice García-Pablos la víctima debe de ser redescubierta. Ser descubierta como parte fundamental junto al infractor y a los operadores jurídicos y colaborando con la efectividad del sistema de justicia penal. Todo el proceso penal desgraciadamente gira en torno al infractor: es o no culpable, qué pena se merece, algún atenuante o agravante...etc, esto no hace sino agravar el trauma y la desilusión de las personas que han sufrido el delito.
 
La Justicia Restaurativa significa sobre todo y por encima de todo trabajar con las víctimas. Y en ocasiones al tratar con las víctimas no se encuentran las palabras adecuadas para definir las etapas por las que atraviesan desde el momento en que sufren un delito y cuales son sus necesidades, esto es así, y se ve aumentado porque cada víctima es diferente y el mismo delito no afecta igual a diferentes víctimas, por eso, muchos hablan de “viaje”:
 
  • Viaje al entendimiento
  • Viaje al honor
  • Viaje reivindicativo
  • Viaje hacia la Justicia
En la primera y segunda etapa las víctimas se enfrentan a un proceso psicológico e interno en el que su necesidad primordial es intentar convivir con lo que ha sufrido y poder superarlo. Se trata de reconstruir la historia, incorporando el delito como una parte más de su vida y trayectoria personal además se intenta transformar la humillación, que supone sufrir un delito en honor (no es algo deshonroso ser víctima, sino que es un honor poder superar el trauma y salir adelante).
 
En la tercera etapa, la víctima refleja el proceso interno de las dos anteriores etapas en el mundo exterior a través de sus reivindicaciones. En este momento la víctima necesita saber que una persona (infractor) que es el responsable. Necesita que desaparezca el desequilibrio de poder entre ambos (víctima e infractor) y que la balanza se equilibre lo más posible.
 
En la cuarta etapa en la que el delito ha llegado a los tribunales (a la “justicia”) y es en este momento cuando la víctima tiene una serie de necesidades que la justicia penal tradicional no atiende o al menos no lo hace en la forma que la víctima desearía o necesitaría. Dejo para otro día, cuales son estas necesidades dentro de esta cuarta etapa del viaje, hacia la justicia.
 
 
 

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