La criminología Del yo '(Garland 2001), considera que las personas que cometen delitos son como la gente normal. La persona que ofende es uno de nosotros, alguien que, por circunstancias, ha terminado en una posición que le llevó a actuar de forma ilegal y perjudicar a otros. Podría haberle pasado a cualquier ciudadano. Pero la criminología del yo puede "normalizar" al criminal de dos maneras diferentes.
Se puede bajar el nivel, de todos los seres humanos como delincuentes en potencia. La consecuencia de este enfoque es que todos vivimos en la desconfianza mutua para protegernos contra los otros a través de, por ejemplo, las estrategias de prevención situacional basado en las teorías de la elección racional (Felson 1994). En términos de Putnam, el capital social es entonces degradado drásticamente, lo que, es desastroso para la calidad de la vida social y de la democracia. Todos nos convertimos en un poco paranoicos, y sobre todo se genera desconfianza en la gente que nos rodea, al final, perdemos nuestro sentimiento de pertenecer al grupo porque prima el miedo a convertirnos en futura potencial víctima.
Por el contrario, un proceso de restauración que ofrece al delincuente la oportunidad de compensar el daño causado puede ser de gran ayuda en la búsqueda de su mejor reinserción. Básicamente la justicia restaurativa tiene este enfoque normalizador a todos los involucrados en las consecuencias de la delincuencia y mira a la víctima y delincuente como personas normales, razonablemente responsables. Se presupone que, en las condiciones adecuadas, la víctima y el infractor estarán preparados para tratar de encontrar una solución que sea aceptable para todas las partes, incluidos los intereses de la comunidad en general y la seguridad pública. Siempre dando el papel que merece a la víctima como esencial y protagonista durante todo el proceso, será primordial ella y solo después pensar que hacer con el infractor.
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