viernes, 12 de junio de 2015

Los infractores en la Justicia Restaurativa

Estos días he estado hablando sobre cómo el delito no es una simple vulneración de una norma, sino que lo esencial es que genera unos daños y estos daños se traducen en necesidades. Las primeras personas dañadas con el delito son las víctimas y su principal necesidad es que haya alguien que se responsabilice por lo que han sufrido y que se comprometa a repararlas el daño causado de la forma que necesiten. Pero ayer también hablaba acerca de cómo el delito impacta en la comunidad y como ésta,  también tiene una serie de necesidades y obligaciones, encaminadas a fortalecer el sentimiento de pertenencia al grupo y de seguridad.Pero aunque pueda parecer lo contrario,  el delito también tiene impacto en el infractor, y se genera en él una serie de necesidades, algo diferentes a las de los demás, puesto que el delito y el daño lo ha producido él, pero que sin duda, hay que abordar si queremos gestionar el daño causado y el impacto que éste ha tenido de la mejor manera, sanando a todos los que de alguna manera, resultaron "tocados" por este hecho delictivo.

El sistema tradicional, ya he comentado muchas veces, no facilita la responsabilización y la empatía. La asunción de responsabilidad implica enfrentar lo que has hecho, por eso la Justicia Restaurativa habla de alentar a los infractores para que entiendan el impacto de su comportamiento, el daño y tomen las medidas necesarias para hacer las cosas bien.

Si queremos que asuman el daño, cambien y vuelvan a la comunidad como personas "nuevas", se debe hacer frente a sus necesidades, éstas que rara vez la Justicia tradicional aborda:

Necesitan asumir la responsabilidad, hacer frente al daño, transformando sus posibles sentimientos de vergüenza en otros como la empatia,  que los ayude a reparar o compensar el sufrimiento que han ocasionado.

Necesitan ser animados a empezar su transformación personal incluyendo la curación de los posibles daños que los llevaron a delinquir, tener una oportunidad para ser tratados de sus posibles adiciones y problemas, alentando sus habilidades personales y sociales

Necesitan estimulo y apoyo para la reintegración en la comunidad.

Esta atención a las necesidades del infractor, no supone olvidar que han cometido un delito, ni querer justificar sus conductas, implica separar a la persona del delito, dándoles una oportunidad de ser mirados por lo bueno que hagan desde ese momento en adelante, supone que no van a ser calificados como delincuentes, sin posibilidad de reinserción, y de paso, supone un alivio para los restantes miembros de la comunidad, porque habrá menos probabilidades que otro de sus miembros se convierta en víctima.

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