viernes, 10 de julio de 2015

¿Víctimas "buenas" y "malas"?

Muchas ocasiones he hablado de que no hay víctimas buenas o malas, por el mero hecho de que algunas quieran participar en un proceso restaurativo y otras no, debemos respetar su voluntad. Pero a veces ocurre lo contrario, que víctimas decidan participar en un proceso restaurativo y las personas de su entorno, no lo entiendan. Cuando comento la experiencia de víctimas de delitos graves con la Justicia Restaurativa y como esto, las ayudó a sobrellevar el impacto del delito y gestionar su trauma, muchas personas se horrorizan y dan por hecho que ellas nunca jamás lo harían. Por eso, estoy convencida que los que nunca hemos sido víctimas somos más punitivos e intransigentes que las víctimas. Nos gusta decir que apoyamos a las víctimas de delitos, pero en realidad queremos que encajen en nuestras nociones preconcebidas de victimismo, que cumplan con el cánon que tenemos de lo que debe ser una víctima. Con demasiada frecuencia, no escuchamos realmente a las víctimas para descubrir toda la gama de lo que son y lo que necesitan. Nosotros no prestamos suficiente atención a sus "viajes",   ya que sus reacciones cambian, de la ira a las muchas preguntas sobre por qué.
¿Por qué nos cuesta respetar las actuaciones de alguien que contradice nuestras suposiciones y aceptar que el mundo es más complicado de lo que creíamos? Todos estamos concienciados en que se debe ayudar a las víctimas, pero al final lo que se suele hacer es pensar en ellas como incapaces, y nos apropiamos de su sufrimiento y decidimos por ellas,  en todo lo relacionado con el delito. Sin embargo, nadie mejor que ellas para saber que sienten y qué necesitan para superar o al menos comenzar el camino restaurativo hacia la superación del delito.


Y es por esto que no comprendo cuando alguien comenta que la justicia restaurativa solo puede ser para delitos leves, porque automaticamente pienso y si una víctima de un delito grave quiere participar en un proceso restaurativo,  la vamos a decir que no porque el delito que ha sufrido es demasiado grave. ¿Esto no supone que la estamos diciendo lo que indirectamente tiene que hacer o sentir? Igual que se debe respetar aquellas que no quieran ¿por qué no ayudar a las que si lo desean, sin juzgar que la gravedad del delito las puede perjudicar?

Siempre que el facilitador haga un buen trabajo durante el proceso restaurativo, no tenemos por qué poner límites a algo que en principio es beneficioso y sobre todo debemos despojarnos de esta mentalidad controladora y punitiva, en la que creemos que todo lo que se salga fuera de lo lógico no debe ser aceptado. Tenemos tendencia a pensar no es normal que una víctima de un crimen grave quiera hablar con el delincuente y pensamos que algo está fallando en esta víctima....cada ser humano es diferente a otro, y no podemos uniformizar las reacciones humanas, igual que intentamos uniformizar y burocratizar la justicia. Los delitos afectan a personas y  debemos apreciar las diferencias entre unas y otras,  igual que no todas las víctimas son iguales,  tampoco lo son los infractores.

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