Partiendo de definiciones como la de las Naciones Unidas, podemos ver la Justicia Restaurativa como algo más que encuentros en la forma de mediación penal, conferencias o círculos, claramente la Justicia Restaurativa es mucho más que mediación penal. Los encuentros restaurativos pueden ser realmente importantes, aunque no dejan de ser un aspecto más, quizá el último “escalón”, pero si verdaderamente creemos que la Justicia Restaurativa es una forma de ver la justicia más humana, un nuevo paradigma de justicia, aplicada al sistema de justicia penal,y en especial, a la justicia juvenil, debemos ir dotando al sistema penal de justicia que ya tenemos, de una serie de valores, elementos y principios restaurativos.
Así operando desde dentro y partiendo de la regulación existentes, los resultados serán más satisfactorios porque se habrá tenido en cuenta las peculiaridades de cada país y sus leyes y los operadores jurídicos, otras autoridades y la sociedad en general tendrá tiempo de asumir la Justicia Restaurativa como lo más lógico, acertado y beneficioso para todos. ¿Cuál sería la propuesta? Una justicia juvenil con enfoque restaurativo.
Este enfoque restaurativo se conseguiría teniendo en cuenta los valores y principios que subyacen en esta Justicia para aplicarlos de forma individual tanto al joven infractor como a la víctima
Y respecto a los valores que nos guiarían, muchos son los relacionados con la Justicia Restaurativa en general pero para el ámbito de los jóvenes, me parecen interesantes tener en cuenta el respeto, la responsabilidad y empatía, y la interrelación entre el joven infractor y la comunidad. Estos días hablaré del respeto:
Respeto, la justicia juvenil debe enfocarse al fomento en el joven del respeto. Respeto significa honrar el valor y la dignidad de cada persona, de cada ser humano, se debe favorecer el respeto de los que se encuentran unidos por el delito, la víctima tendrá participación activa durante el proceso, y los otros valores como la responsabilización del joven infractor harán que se siente respetada, escuchada y atendida. Este respeto hace que el joven infractor se sienta humano, y sobre todo sienta que puede tener una oportunidad de enmendar el daño que causó. El respeto les devuelve su humanidad, y su posibilidad de transformación, el infractor para vivir alejado del delito y la víctima para poder incorporar el delito como un aspecto más de su historia vital. Esto se traduce en la participación activa durante todo el proceso penal tanto de la víctima como del infractor, dando la oportunidad al joven infractor a través de los mecanismos existentes en los diferentes códigos de la niñez o leyes del menor, como el ofrecimiento de disculpas o la posibilidad de realizar trabajos en beneficio de la comunidad, lo cual indicará que el infractor en aras a demostrar este respeto hacia las víctimas directas e indirectas y como se ha responsabilizado ( valor que veremos posteriormente) va a realizar actividades para demostrar que respeta a la víctima y a la comunidad en la que vive, y que quiere devolver algo bueno por lo malo que hizo. Este valor implica que el joven también va a empezar a sentir el respeto de los demás hacia él, ya no es el infractor sin posibilidad de redención, sino una persona que ha hecho algo malo pero que quiere cambiar y está haciendo lo correcto, también va aprender a respetarse a si mismo, y verá como es capaz de hacer cosas útiles y positivas. Comenzará a ver como él forma parte del grupo, de la comunidad y para el grupo, él es importante porque todos somos importantes y esenciales para el mejor funcionamiento de la sociedad.
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