lunes, 14 de noviembre de 2022

Responsabilización y reconocimiento del daño


INTRODUCCIÓN

Una de las necesidades que surgen del delito es ayudar a la persona ofensora a entender el impacto de sus acciones. Esto es tan importante que la responsabilización es un requisito clave en muchas legislaciones para comenzar un proceso restaurativo. Este reconocimiento del daño no es fácil, y es un proceso que debe guiar el facilitador debidamente formado en justicia restaurativa. Tanto si se está realizando una práctica concreta con un caso determinado, como si estamos gestionando un programa individual de justicia restaurativa  sorprende que muchos opinen   que en 10 sesiones de charlas una persona ofensora de un delito grave pueda entender el impacto del daño. Es más hay que tener cuidado como vamos valorando la responsabilización y el reconocimiento del daño, porque muchas veces el ofensor se hace responsable pero no ve el daño sino que automáticamente busca justificaciones como por ejemplo:  se lo merecía.
ASUNCIÓN DE RESPONSABILIDAD/ RECONOCIMIENTO DEL DAÑO

Existen unos componentes para valorar que este reconocimiento se está produciendo:

Compromiso de querer ser parte del proceso (el hecho de que se quiera participar en un proceso restaurativo o programa es ya un primer paso, reconociendo que en muchas ocasiones este primer paso de participar lo pueden hacer guiados por motivos espurios como porque se lo dice su abogado, o se lo han recomendado en el centro penitenciario)

Comenzar a tomar responsabilidad por ciertas acciones. En un primer momento puede que la persona acepte que algo pasó, que si sucedieron ciertas cosas pero no asuma totalmente el daño, es un primer paso esencial. Especialmente si el delito es graves jugaran otros factores como la vergüenza o la culpabilidad que haga frenar el reconocimiento total del daño.

Reconocimiento del impacto de sus acciones. En este caso, se asume que se dañó a otra o varias personas. En delitos de peligro este proceso es más complicado puesto que no hay una victima directa y concreta sino que somos la comunidad por eso hay que tener tiempo, hay que generar espacios para que  la persona ofensora hable sobre cómo se siente y reflexione. Nos podemos ayudar de videos que muestren los daños que causaron por ejemplo.

Proceso emocional. Se trata de que entiendan que a pesar del daño causado, de la gravedad pueden resignificar su historia, haciendo lo correcto. Deben pensar que el delito cometido no les define, especialmente si van a tomar acciones para enmendar el daño.

Acción, después de pensar en su deber de hacer lo correcto las personas ofensoras deben ser guiadas para tomar varios planes de acción: 1- reparar el daño a la víctima, a ellos mismos y a la comunidad,2- voluntad de cambiar (esto es decidir no volver a dañar a otra persona),3- voluntad de aportar para cambiar el sistema (esto implica hacer algo para prevenir que se reproduzcan conductas similares, por ejemplo  contar su historia de violencia para evitar que se repita etc).  Estos componentes no siempre se dan en este orden o se deben dar todos, son una serie de factores que van a reforzar esta responsabilización. 

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