INTRODUCCIÓN
Cuenta una leyenda japonesa, “el hilo rojo del destino”, que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar y a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse pero nunca podrá romperse. Según esta leyenda, el hilo rojo invisible nos acerca a las personas en esta tierra y nos une a pesar de los inconvenientes.
Esta historia refleja a la perfección algo que es incuestionable, todos estamos conectados y lo que uno hace afecta a los demás y viceversa. La Justicia Restaurativa surge precisamente por y para las víctimas, para ayudarlas a reconectar dentro de la comunidad, sin perjuicio que, ayudándolas a ellas también lo hacemos con los infractores. Hoy hablo de reconectar, en lugar de reintegrar o reinsertar ¿Por qué? Porque todos somos piezas dentro de un todo que es la comunidad, y tal y como dice la leyenda estamos conectados, así cuando un miembro sufre o comete un delito, se desconecta de los demás miembros. Por eso, tanto la víctima como el infractor, necesitan ayuda para esta reconexión con la sociedad. Se habla mucho de la reintegración o reinserción de los infractores pero y ¿de las víctimas?
NO HAY PROTOTIPO IDEAL DE VICTIMA
Para que las víctimas vuelvan a conectar con la comunidad, es necesario que puedan superar el trauma que supone sufrir un delito o al menos puedan empezar este camino hacia su recuperación. De esta forma, se despojaran del rol de víctima y volverán a sentirse en “conexión” con la gente que las rodea.
Los facilitadores de la Justicia Restaurativa, debemos conocer cómo afrontar el trauma, esta es la gran diferencia con respecto a los mediadores, estamos tratando con personas que sufren y el trauma es algo muy complejo. Este trauma y el camino para superarlo es diferente para cada persona, sin embargo, podemos partir de ciertos indicadores que pueden favorecer esta “curación” de las víctimas. Lo primero que me gustaría resaltar es que esta desconexión, tras sufrir el delito es debido al trauma y a lo que se genera en ellas; una serie de crisis que para muchas de ellas, se reducen a dos:
Crisis de identidad ¿en quién puedo confiar?
Crisis acerca de la concepción del mundo
Esto genera una serie de sentimientos como la pérdida de la seguridad y de la confianza en el resto de las personas, y obviamente lleva a muchas víctimas a aislarse de su entorno y a desconectarse del mundo que las rodea. La Justicia Restaurativa, en sentido amplio y los procesos restaurativos son una manera de ayudar a afrontar el trauma. La Justicia Restaurativa, sin duda, ayuda a las víctimas y a la comunidad porque si un miembro del grupo sufre, también sufre y queda afectado el grupo.
Como dice Richard Rohr, “el dolor que no se transforma se transfiere”, precisamente la justicia restaurativa lo que hace es ayudar a ir transformando el trauma para que el daño sufrido no acabe afectando también a su entorno y al resto de la sociedad. Esta frase me ha ayudado a entender mejor el porqué de los sentimientos de las víctimas y de los seres humanos en general, me explico: cuando se sufre un delito, incluso cuando sabemos que se ha cometido un crimen, aunque no seamos víctimas directas, es normal tener sentimientos como la ira, venganza, odio, humillación , resentimiento…estos sentimientos no son positivos pero son lógicos y normales y son parte del camino que debe recorrer toda persona que ha sufrido un delito hacia su curación y superación del trauma, no estaría bien tratar de decir a las víctimas que no deben tener estos sentimientos porque no son buenos, al contrario debemos partir de ellos para ayudarlas a que se transformen en otros más constructivos. Además debemos dejar de pensar en el prototipo de "víctima" que se está vendiendo en la actualidad en España, desgraciadamente tras un ejemplo de una víctima que perdonó a su agresor pareciera que todas las víctimas deben ser "buenas" y perdonar y la justicia restaurativa no trata de esto, al contrario debemos estar preparados para víctimas vindicativas. De hecho la justicia restaurativa busca generar un espacio para que puedan contar su historia, perdón, reconciliación no tiene que ver con justicia restaurativa.
CONCLUSIÓN
La “curación” es un proceso que favorece la seguridad, el conocimiento (la verdad de nuestra historia y la de los demás) y la reconexión (a través de la transformación de lo vivido y los sentimientos que se han generado en un primer momento, en algo positivo y restaurador). Esta curación será exitosa si se atienden las necesidades básicas de las víctimas, y que precisamente la mayoría tiene necesidades no materiales, sino más bien emocionales y psicológicas. Y esta curación vuelvo a reiterar que no implica perdón (esto es algo personal de cada víctima)
Este es un camino de las víctimas en el que van a pasar del desorden "emocional" sobre todo, al orden, de la falta de empoderamiento al empoderamiento y de la desconexión con lo que las rodea, con su familia, entorno a la conexión o más bien como decía antes, la reconexión con los demás miembros de la comunidad.
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