miércoles, 16 de octubre de 2024

Justicia restaurativa a nivel comunitario y penal para los delitos que más alarma social crean. A propósito del caso de Gisele Pelicot

 


INTRODUCCIÓN

Gisele Pelicot, la mujer drogada por su esposo y violada durante más de una década se ha convertido en un símbolo en la lucha contra la violencia sexual. Su esposo una persona aparentemente normal la drogaba y la vendía a otros hombres también aparentemente normales. ¿Puede cualquier ser humano cometer semejantes atrocidades? ¿Son realmente normales o son monstruos?

Realmente es imposible responder a estas preguntas pero si deberíamos analizar el contexto de este delito y cómo pudo suceder durante diez años sin que nadie lo denunciara o al menos se diera cuenta.

 EL SISTEMA TRADICIONAL DEBERÍA TENER ENFOQUE RESTAURATIVO

Algo ha cambiado en este caso y es que Gisele ha decidido que no quiere sentirse revictimizada y que va a llevar con honor el haber sido “víctima” por eso, no esconde   su rostro, una mujer valiente por supuesto, pero no debería existir víctimas que tuvieran miedo a mostrarse y reivindicarse porque la vergüenza debiera ser como la propia Gisele ha dicho de los agresores.

 Y pesar de todo, los abogados defensores de los agresores han intentado hacer las violaciones como algo consentido. Sé que los abogados  tienen que acogerse a cualquier argumento para defender a sus clientes, pero debería existir un límite, y este límite sería las víctimas. Por el hecho de defender a tu cliente no debería revictimizarse a las víctimas ni ponerlas en la tesitura de no asistir al juicio ante el miedo de sufrir el acoso de los profesionales de la justicia y en  no pocas ocasiones de la prensa.

Por supuesto, el sistema tradicional trata de proteger a las víctimas facilitando que no se vea su rostro, que puedan declarar sin público etc. pero esto más allá de proteger es subestimarlas, considerarlas frágiles, incapaces de gestionar el trauma y sobre todo sin capacidad para decidir lo que es mejor para ellas. Esto más que proteger es infantilizar a las personas e intentar decidir por ellas. El sistema debería ofrecer las garantías necesarias para que nunca una víctima sintiera revictimización por parte del sistema, esto es que ningún profesional la hiciera sentir que no es víctima, que su sufrimiento ha sido buscado o lo que es peor que miente . Continuar leyendo en lawandtrends.

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