lunes, 20 de marzo de 2023

Lecciones prácticas sobre lo que no se hace en justicia restaurativa


 INTRODUCCIÓN

El problema más habitual que surge  cuando haces o al menos dices que haces justicia restaurativa y no has estudiado ni te has formado en esta justicia es que no sabes explicar el proceso, no solo eso, no tienes clara la función del facilitador, lo que se hace en las reuniones preparatorias y lo que se debe hacer y valorar antes de una reunión conjunta. Asistimos en muchos lugares a todo un reto, y es clarificar las buenas prácticas de lo que no lo son. Se puede trabajar con personas ofensoras realizando una intervención psicológica, jurídica o se puede hacer justicia restaurativa. En todo caso, hacer justicia restaurativa requiere un conocimiento previo de esta justicia, especialmente si vamos a trabajar delitos muy graves y muchos de ellos cometido por motivos ideológicos como terrorismo, bandas organizadas, xenofobia, violencia de género....etc. En España, frecuentemente sucede esto, existen ciertas personas que parece que solo por el hecho de ser ellos y ellas, ya es suficiente para que puedan intervenir en procesos con personas ofensoras de delitos graves, sin embargo, cuando les lee, te ofrecen una oportunidad de explicar a las personas lo que no es justicia restaurativa. Existe en concreto una noticia reciente que ha sido muy constructiva pues ofrece una multitud de respuestas de lo que no debe hacer el facilitador y de lo que no es justicia restaurativa. Así que no puedo más que agradecer esta noticia porque desde el punto de vista pedagógico va a servir para ilustrar que no se puede hacer en justicia restaurativa.

EN DELITOS GRAVES NO LIMITAMOS LAS SESIONES

Se comenta por la mediadora en esa noticia,  que las sesiones para trabajar con presos terroristas son en general 12 ( ¿ni una más ni una menos?) Son 12 porque lo que realizan es el manual-taller Diálogos restaurativos 10 sesiones de charlas y dos más para preparar a los privados de libertad para una posible reunión conjunta. Lo primero que surge a cualquier persona con formación en justicia restaurativa es  pensar: ¿solo 12?, estamos hablando de personas que han cometido delitos generalmente graves, han estado en prisión muchos años y sus motivos son ideológicos por tanto habría que dedicar tiempo no solo a ganarse la confianza de los participantes, sino a vaciar el contenido ideológico de sus pensamientos antes de ayudarlos a entender el daño causado. Las primeras sesiones son simplemente un espacio para generar confianza para que las personas puedan contar su historia en un escenario seguro. ( los facilitadores no juzgan y deben tener una parcialidad equilibrada puesto que no olvidan que las personas dañaron a otras sin embargo, con sonreír no te ganas la confianza de los participantes necesitas algo más como utilizar una metodología restaurativa ) . Si usas la metodología de los círculos de diálogo los facilitadores son uno más y es recomendable que se incluyan en estas sesiones, pero esto lleva tiempo y no se consigue con una sesión, en ocasiones se requiere incluso más de 10 sesiones para esta confianza para generarse. (de ahí que con 12 sesiones sea suficiente es no entender lo que se debe hacer en justicia restaurativa ni los pasos que deben dar las personas ofensoras de estos delitos especialmente graves). Por eso, no entiendo como una persona que ha participado incluso en un encuentro con una víctima, lo llevas a hablar en público, y tiene que leer su intervención y no admite preguntas. ¿Tenemos claro que el proceso restaurativo ha funcionado con esta persona o es una quimera? En todo, caso si no hubiera funcionado, y estas actitudes no son muy halagüeñas,  el problema es de la facilitadora y del proceso no de él, porque como he dicho se necesita tiempo. 

PREGUNTAS NO RESTAURATIVAS QUE NUNCA HARÍA UN FACILITADOR

La herramienta fundamental del facilitador son las preguntas, preguntas para reflexionar para que puedan cuestionar sus ideas y valores, y sobre todo para que entiendan el impacto de sus acciones. No se puede llevar a una sesión conjunta a una persona que no manifiesta remordimiento por lo realizado, la persona ofensora debe estar preparada para asumir que sus acciones dañaron a otras personas  por tanto se responsabiliza por lo realizado. Decir que no tiene remordimiento, implica que nos está diciendo que ahora dice que está mal, pero lo que hizo en el pasado para él sigue estando bien ( es decir no parece que el privado de libertad haya entendido el daño que causó, mucho más importante que que asuma su responsabilidad) Por supuesto, el perdón no es un objetivo primordial sino una consecuencia beneficiosa para muchas personas, que ven que el perdón los libera y los empodera. Esto es posible, lo que no se puede hacer es partir de que la víctima debe perdonar y el ofensor debe pedir perdón. (en justicia restaurativa las personas deciden).

Respecto de que preguntas hacemos en las reuniones preparatorias, esto tiene mucho que ver con la idea de que el facilitador no dice a las personas que deben cambiar, no las sermonea, no las juzga y no tiene una actitud moralizante. Ejemplo de todo esto son estas preguntas que nunca haría un facilitador debidamente formado y preparado para trabajar en delitos graves:--" qué sintieron el día que mataron, si celebraron el atentado, si pudieron dormir....." Estas preguntas indican que estamos prejuzgando las acciones del privado de libertad, estamos siendo moralizantes y son el ejemplo de lo que no se debe hacer nunca. Nos interesa su historia, que pensaban en ese momento, que han pensado desde entonces, quién creen que han dañado con lo que hicieron, como podrían mitigar el dolor...etc. Las diferencias son esenciales en las preguntas segundas les hacemos reflexionar sobre todo lo que han hecho sin incluir una actitud de superioridad moral y en las primeras si lo hacemos. A estas preguntas que no debemos hacer se unen otras como a cuantos has matado etc....Por tanto, no nos interesa como facilitadores la sentencia del privado de libertad, solo algunas aspectos básicos porque lo que sea importante para el privado de libertad, lo iremos conociendo durante las sesiones pero claro si son 12 aproximadamente o se agiliza y se presiona para conseguir el proceso o no podemos llegar al encuentro conjunto y vender lo bonito que es la justicia restaurativa. 

LA JUSTICIA RESTAURATIVA NO ES MÁGICA

Me permito tomar un texto de una entrevista en prensa : "el primero en hablar, y la víctima va escuchando y pidiendo detalles y reprochando desde el respeto. Se miran a los ojos. La parte vulnerable, a quien hay que sostener, es al victimario que se va haciendo pequeñito porque va descubriendo la grandeza de la víctima. La víctima viene sin odio y ellos no pueden con tanta humanidad. Los encuentros duran muchas horas, hay de cinco o seis horas"

El proceso restaurativo en muchas ocasiones fluye en una reunión conjunta sin que los facilitadores tengan que intervenir, pero no todo es tan fácil y tan mágico, puede existir momentos en los que haya que reconducir la conversación. Además si  se se realiza una metodología diferente a la reunión vícitma-ofensor hay preguntas que se deben hace porque están en el guion. Tampoco podemos generalizar porque no hay victimas estandar que tras el proceso de preparación van sin odio, queriendo perdonar...el proceso restaurativo puede funcionar aunque la victima tenga odio o no desee perdonar, otra cosa es que tras el encuentro, y gracias al proceso en si mismo, las expectativas de las víctimas cambien y decidan liberarse del control que el delito tiene sobre ellas y para ello perdonan (pero es una consecuencia nada más no un objetivo). Tampoco entiendo la duración de las sesiones es como si todo tuviera que concluirse en una sesión conjunta y listo, en ocasiones el nivel del diálogo, de las emociones, del encuentro nos dirá que es necesario suspender la reunión y seguir otro día.  El cuidado de las víctimas es esencial (no podemos saturar a las personas que ha sufrido un daño) . Algo similar se debe hacer con el privado de libertad.

METODOLOGÍA RESTAURATIVA

Existen tres metodologías más conocidas para aplicar la justicia restaurativa esto es la reunión víctima-ofensor (mediación penal) conferencias y círculos. La metodología que se debe usar es una de estas prácticas partiendo de la idea de que todas tienen reuniones preparatorias. También podemos realizar programas individuales solo con ofensores o solo con víctimas y luego buscar un posible encuentro conjunto (los programas individuales nos dan más tiempo para esta preparación). En todo caso, la metodología usada en delitos como terrorismo no es mediación penal aplicada a estos delitos. Usaremos una práctica restaurativa que puede ser la reunión víctima-ofensor (mediación penal) con el matiz de que debemos estar formados para trabajar en delitos graves y con los matices de los que he hablado al comenzar este artículo. Es sencillo, la mediación penal para que sea mediación penal y no se quede en una simple mediación como mecanismo alternativo de solución de conflictos debe estar usada con el enfoque restaurativo y así podría considerarse como una herramienta restaurativa. 

CONCLUSIONES

Para entrenar a nuevos facilitadores es esencial enseñar el tipo de preguntas que se hacen, herramientas que si usamos y las que no, como facilitar las reuniones preparatorias y como preparar una conjunta....por eso, es importante agradecer las noticias que a veces salen en prensa porque nos dan una herramienta extra para ilustrar a los facilitadores en formación lo que no deben hacer. Con los ejemplos de preguntas nos han dado material importantísimo para mostrar lo importante que es una pregunta adecuada y lo que no nos interesa preguntar porque no juzgamos y no queremos que las personas cambien a través del reproche o la actitud moralizante. Lo que hacemos es acompañarlos en el camino del cambio con preguntas que los hagan reflexionar no con preguntas en las que transmitirnos la aberración que han cometido. Así que gracias por la labor de educación en lo que no se hace a la prensa. 

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