Hace unos días leía la siguiente noticia: Detenidos se gradúan en Justicia Restaurativa, Reconciliación y Perdón. A través de la capacitación, las personas privadas de la libertad pidieron perdón y lograron perdonarse a sí mismos. La misma noticia continuaba diciendo: Durante la misma, varios graduandos pidieron perdón de manera pública a la sociedad por las malas conductas que tuvieron en un pasado y solicitaron a la misma, una oportunidad para resocializarse. Y para colmo decían: se le enseñó al detenido a pedir perdón a su víctima, para que exista una reconciliación entre ofendido y ofensor. Esta noticia de Colombia bien podría ser de cualquier otro país y es un claro ejemplo de la confusión y el daño que se puede hacer cuando se malinterpreta lo que la justicia restaurativa es, y se usa para objetivos no tan restaurativos.
CURSOS DE FORMACIÓN TRANSMITEN CONOCIMIENTOS NO ES JUSTICIA RESTAURATIVA
Lo primero que llama la atención es que se confunde igual que está pasando en España lo que es un curso con lo que implica un taller. Realmente puede ser útil que un grupo de adolescentes en conflicto con la ley reciban formación en justicia restaurativa puesto que puede ayudarlos a entender que la justicia restaurativa es una justicia más justa, que les ve cómo personas más allá del delito cometido y que trata de asumir responsabilidades y reparar el daño o compensarlo a las víctimas. Puede ser importante para que decidan que quieren hacer un programa pero realmente no se trata de justicia restaurativa en si mismo. Asimismo es increíble que aún hoy se siga pensando que justicia restaurativa implica perdón, pero todavía más asombroso es que se diga que implica reconciliación con la víctima. Sé que hay escuelas de perdón, y que el perdón es muy liberador pero no nos beneficia para nada que las personas ofensoras crean que con pedir perdón es suficiente para que todo lo que han hecho se olvide pero lo más indignante es que se supedite a la reconciliación con la víctima. No solo se está decidiendo por las víctimas, pensando que lo que quieren es que se las pida perdón, sino que se está poniendo presión sobre ellas para que perdonen y además se reconcilien. Una vez más se está dañando a las posibles víctimas pero sobre todo se está equiparando un curso de justicia restaurativa a hacer justicia restaurativa y ni siquiera se está entendiendo que el perdón y la reconciliación es algo muy personal. Por esto, tanto perdón como reconciliación depende de cada víctima y cada persona ofensora, y no es un objetivo de la justicia restaurativa si acaso una consecuencia beneficiosa que puede darse tras un programa o un proceso de justicia restaurativa.
REPARACIÓN O ESCARNIO PÚBLICO
Poco tiene que ver con justicia restaurativa cuando a pesar de que se busca hacer bien, se acaba perjudicando más que otra cosa y realmente : pedir perdón de manera pública por sus acciones y solicitar a la sociedad una oportunidad para la resocialización, poco tiene que ver con el espíritu de la justicia restaurativa. No solo se usa el perdón como si fuera el único objetivo real de la justicia restaurativa (sin pensar en qué quiere las víctimas) sino que se obliga a los adolescentes a públicamente pedir perdón. ¿Públicamente? realmente esto es restaurativo o se trata de un escarnio público. Quizá con buena voluntad se pensó que era buena idea pero debemos pensar que el objetivo es que las personas ofensoras transiten de una vergüenza estigmatizante a una reintegrativa, y mal se puede conseguir cuando se usa una declaración de perdón de manera pública como si se tratara de un castigo. Debemos velar por los derechos y el respeto no solo de la víctima sino de la persona ofensora y permitir actos públicos de disculpa son escarnio público y no tiene nada que ver con la justicia restaurativa.
RELIGIÓN Y JUSTICIA RESTAURATIVA
Otro problema importante es que se asocia justicia restaurativa y religión, entiendo que esta justicia está enraizada en la cultura, valores y en la propia religión de lugar donde se va a aplicar. Sin embargo, asociar religión y justicia restaurativa puede llevar a personas ofensoras que manifiesten que no desean la justicia restaurativa porque no son religiosos y lo que es todavía peor, "obligar" a víctimas que puedan tener otras necesidades (que nada tienen que ver con que las pidan perdón) a callárselas porque como buenas creyentes su única obligación es perdonar y para colmo reconciliarse.
CONCLUSIÓN
No podemos silenciar a las victimas y obviar sus necesidades, no podemos imponer nuestras propias creencias y valores a las personas ofensoras, no podemos pensar que un castigo público es igual que un acto de reparación restaurativo y sobre todo no podemos pensar que todo se reduce a pedir perdón y perdonar. Pensar en esto, es precisamente no saber qué es la justicia restaurativa y volver a quitar el poder de de decisión a los realmente afectados por el delito.
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