Para una posible reunión conjunta víctima, infractor y/o comunidad, sin duda son importantes las sesiones individuales con víctima e infractor, sobre todo si se trata de delito muy grave. Es necesario preparar a la víctima, saber cuales son sus posibles expectativas del encuentro restaurativo para evitar posibles perjuicios, si tras esta reunión, al final no se cumple lo que esperaban. Me explico la víctima debe tener claro lo que puede esperar de este encuentro y lo que no. De la misma manera, el infractor debe reconocer al menos en parte, el hecho delictivo cometido y el daño, digo en parte, porque la mayoría de las legislaciones tienen tendencia a exigir un reconocimiento total del delito, sin embargo, como he dicho en otras ocasiones, no vivimos en un mundo ideal y lo lógico será que al principio el infractor no reconozca totalmente los hechos, máxime si es un delito muy grave,porque pueden confluir en ellos sentimientos de culpa o verguenza que les impiden reconocer que su acción efectivamente causó un daño a otra persona. El camino precisamente de la Justicia Restaurativa es ayudar en este proceso de superación de sentimientos negativos que le impidan reconocer los hechos para poder pasar a una asunción de responsabilidad. Lo mismo ocurrirá con las víctimas para que puedan llegar a este encuentro restaurativo totalmente preparadas para afrontar la dinámica de esta reunión restaurativo y lo que surja durante ella. Y en esta dinámica ¿es esencial que esperen el perdón y que las víctimas deseen la petición de disculpas? Por supuesto que no, es más importante que alguien diga: “si, reconozco lo que ha pasado y tus sentimientos, y sé que soy responsable por ello”. Porque ¿qué pasa si alguien dice “lo siento” pero no cree que haya hecho algo mal? Pues que no se habría hecho justicia y lo primero que desean las víctimas para sentirse resarcidas del daño sufrido, es precisamente eso, que se haga justicia, y para ello es necesario que alguien se responsabilice del delito.
De ahí, la gran importancia de la Justicia Restaurativa, ya que esta puede llevar al infractor al reconocimiento de los hechos y la asunción de su responsabilidad, por eso mismo esta justicia no es una opción blanda ( es muy duro que alguien acepte la responsabilidad por lo que ha hecho).
Las buenas prácticas de Justicia Restaurativa deben dejar al margen las disculpas y el perdón, porque lo que está en el centro es el dialogo. Es sobre la discusión de cómo impactó el delito en un ser humano o cómo dañó a las víctimas, supone una dinámica de cómo relacionarse en el que la gente se toma su tiempo, busca su espacio y se escuchan unos a otros. Por eso es esencial que el infractor entienda el contexto, solo así podrá comprender el daño que hizo. Este contexto es el conocer de propia voz de la víctima, el impacto del delito, “es la historia que rodea la historia”. Una vez que el delincuente sabe donde está y el daño que ha causado puede emprender el camino de hacer las cosas bien para la víctima, la comunidad y el mismo.
Lo más sorprendente es que los que conocemos los procesos restaurativos sabemos que las disculpas y el perdón aparecen cuando menos lo esperamos. No se debe forzar nada, ya que para la “curación de las victimas”, el primer paso son los sentimientos de pena, ira incluso venganza, aunque puede resultar paradójico esto normal. El perdón es beneficioso para la victima porque es liberador, no significa justificar al infractor sino es simplemente liberarse de unos sentimientos que impiden recuperar cierta normalidad.
Todas las víctimas deberían en algún momento despojarse de este rol y pasar a ser supervivientes.
Algunas personas critican la Justicia Restaurativa especialmente para delitos graves porque creen que puede traumatizar a las víctimas de nuevo, pero esto ocurriría solo si las disculpas y el encuentro restaurativo en general es forzado porque ¿cómo se puede pedir perdón si no se sabe la historia de cómo el delito irrumpió en la vida de la víctima? Por eso lo esencial es la rendición de cuentas del infractor y el mediador o facilitador debe preparar al delincuente para que de forma voluntaria pueda asumir su responsabilidad y participación en el delito y normalmente el reconocimiento durante el proceso restaurativo lleva a concluir con un lo siento sincero y verdadero.
Es necesario que las víctimas sean respetadas, su historia y voz tenidas en cuenta y propiciar la mejor fórmula posible para la reinserción de un infractor: “ofrecerles estos procesos restaurativos” ya de esta forma podrán ver el impacto de su acción en otro ser humano y esto puede ser decisivo para que quieran cambiar y vivir alejados del delito.
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