En ocasiones me doy cuenta que reclamo una justicia más humana, pero nos olvidamos de pensar no tanto con la mente y un poco más con el corazón. Y si verdaderamente buscamos ayudar a las personas, debemos comenzar a humanizarnos un poco nosotros mismos. Ayer hablaba con una de mis alumnas, hablábamos de las bondades de los procesos de justicia restaurativa en delitos graves y, ella me comentó: el ser humano al final, genera Justicia Restaurativa
Y efectivamente es así y nunca se podría haber explicado mejor, por eso es una Justicia más humana y por eso, no podemos permitir que la acaben poniendo el mismo disfraz que la Justicia penal tradicional. Además, la Justicia Restaurativa es la Justicia del ser humano, la que siempre existió y que fuimos perdiendo u olvidando, a la vez que acabábamos cediendo todo el poder al estado y al sistema.
Por eso, la Justicia se tornó legal, estricta y burocrática pero se olvidó de que los usuarios somos seres humanos y que necesitamos que nos vean y nos traten como tal. El ser humano genera Justicia Restaurativa y por eso es nuestra obligación, la de los facilitadores o mediadores hacer posible esta Justicia, facilitando que víctimas e infractores encuentren su propio camino restaurativo.
Esto es lo bueno de una Justicia de corazón, pero real, y no utópica, como algunos critican, sino una Justicia que en esencia nos es más cercana y sobre todo más accesible y eficaz.
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