Muchas veces he comentado que nos centramos más en la terminología que en ver si realmente estamos siendo restaurativos. Cuando enseño qué es Justicia Restaurativa y sus herramientas, lo que intento es mostrar cuales son los valores o los principios en los que se basa esta filosofía porque si realmente tenemos claro el objetivo que ansiamos con ella, el nombre es indiferente.En muchas ocasiones, podemos perder la brújula que nos guíe en el camino restaurativo pero si tenemos claro ciertos aspectos que humanizan la justicia, podremos tener indicios acerca de si estamos siendo o no restaurativos.
Estos aspectos nos servirán de indicadores para ver si estamos siendo o no restaurativos, algunos de ellos aunque no están todos, son lo siguientes:
Si nos centramos más en el daño que en la norma vulnerada
Si trabajamos en la reparación y curación de las víctimas y su familia, de acuerdo a sus necesidades
Si las obligaciones del infractor de hacer lo correcto, lo vemos no como un castigo, sino como algo lógico porque el que hace algo mal tiene la obligación de hacer lo posible para poner las cosas bien
Si proporcionamos oportunidades para el diálogo.
Si buscamos la manera de involucrar a la comunidad y responder al origen, al por qué del delito
Si fomentamos la cooperación, reintegración, reconexión, empatía y empoderamiento en lugar del aislamiento
Y es que la Justicia Restaurativa se puede ver como un continuum de respuestas a las variadas necesidades y daños experimentados por las víctimas y la comunidad pero también por los infractores. Si queremos que el grupo, la sociedad vuelva a funcionar de forma correcta, será necesario facilitar la vuelta al grupo de víctima e infractor de una manera más humana y sobre todo sanadora y los procesos de la Justicia Restaurativa realmente lo consiguen por su capacidad de promover valores humanos y restauradores que facilitan esta curación del trauma de sufrir el delito y del de haber causado un daño a otro ser humano .
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