INTRODUCCIÓN
Suele entenderse la justicia restaurativa como fórmula para mitigar o aminorar el daño que se ha generado, sin embargo, muchas veces nos olvidamos del aspecto preventivo de la justicia restaurativa tal y como la concibió Howard Zehr. Para aspirar a una justicia restaurativa que también sea preventiva debemos pensar en la importancia de entender el origen de los delitos, y en general de las conductas violentas. Además yendo un poco más allá deberíamos fomentar los programas restaurativos en la comunidad.
En muchos países nos hemos limitado a pensar que la justicia restaurativa es necesaria para víctimas y persona ofensora, rara vez se nos ocurre que las personas cercanas a ambos también son afectados por el daño que se ha producido o causado. Y mucho menos tenemos el pensamiento de que la comunidad en general puede estar afectada por algo que daña a nivel interpersonal pero cuyos efectos se extienden a nivel grupal.
Y sin embargo, así es, somos seres relacionales, desde que nacemos vivimos en grupo: familia, amigos, escuela, trabajo y estamos conectados. Por eso, es importante entender que la comunidad especialmente la más cercana al lugar donde ha sucedido el delito o la acción violenta es también afectada por el daño que ha afectado a varios de sus miembros
LA JUSTICIA RESTAURATIVA COMO JUSTICIA DE LA COMUNIDAD
Para entender la importancia de trabajar con la comunidad debemos pensar en el origen de la justicia restaurativa. Como sabemos las principales metodologías de esta justicia están inspiradas en prácticas tradicionales de pueblos ancestrales como los círculos o las conferencias. Es decir son herramientas que las comunidades utilizaban para prevenir o solucionar sus conflictos especialmente en los lugares donde los estados y las estructuras no estaban desarrollados. La sociedad en estos casos entiende que es víctima pero también agente responsable en cómo gestionar el daño y evitar que se reproduzca en el futuro. Por eso, la justicia restaurativa es la justicia de la comunidad y nosotros hemos tomado prestado estas prácticas y las hemos incardinado en el sistema penal y penitenciario, pero en algunos países nos hemos olvidado de la comunidad que es de donde surgió. Aunque algunas prácticas incluyan a la comunidad como los círculos o las conferencias es importante entender que debemos dedicar tiempo a programas comunitarios, especialmente en lugares altamente impactados por la violencia y que necesitan pacificar las relaciones de todos los ciudadanos para favorecer la reinserción de las víctimas y personas ofensoras. Es decir, es especialmente recomendable utilizar programas comunitarios en casos de lugares que están pasando de sociedades violentas a otras más pacíficas (justicia transicional) y en general en barrios, comunidades, pueblos o ciudades donde se aprecia un aumento generalizado de los conflictos violentos y los delitos.
PROGRAMAS DE JUSTICIA RESTAURATIVA PARA LA COMUNIDAD
No solo se hace justicia restaurativa si hay un encuentro víctima-ofensor y/o comunidad también se puede trabajar restaurativamente solo con víctimas, solo con personas ofensoras o con comunidad y sobre la base de los principios de la justicia restaurativa. Será los programas individuales y aunque hay ya varios programas que trabajan solo con personas ofensoras como reconexión en la Sociedad Científica de justicia restaurativa o con víctimas como Ave Fénix se necesitan muchos más programas comunitarios.
Estos programas buscarían que la comunidad sea escuchada como víctima pero también a través del empoderamiento entienda que es y puede ser agente responsable y de esta manera reflexionando sobre como los daños impactaron en la comunidad, como lo vivieron, qué fue lo más duro para todos ellos y ellas, puedan pensar qué pueden aportar o que se puede hacer para mejorar las cosas y que no se repitan en el futuro. Nunca debemos desperdiciar el potencial preventivo y de empoderamiento que tiene la justicia restaurativa
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