Cuando pensamos en una víctima, siempre nos viene en mente la persona que sufre el delito directamente es común olvidarnos de los familiares de la víctima, e incluso los familiares del infractor que también sufren el impacto del delito. Pero siempre nos olvidamos de que la comunidad es víctima también de los delitos, muchas personas me miran raro o extrañadas. ¿Pero a caso, no perdemos nuestro sentimiento de seguridad cuando conocemos que se ha cometido un delito, especialmente si ha sucedido en nuestro entorno más cercano como nuestra ciudad, o barrio?
Y que pasa con los familiares y allegados de la víctima, que sufren con el dolor de ésta, o los familiares del infractor que se sienten señalados por ser parientes del infractor.....
Creo que un delito afecta por lo general, a muchas más personas de las que en principio, nos podemos imaginar. De hecho la comunidad también es víctima indirecta y como tal debería ser considerada así, por eso los procesos restaurativos que la tienen en cuenta, son más sanadores que la mediación penal, que por propia definición solo incluyen en principio a víctima directa e infractor.
La comunidad tras el delito también tiene una serie de necesidades:
La primera es la de que se la considere así como víctima secundaria
También necesitan una oportunidad para construir un sentimiento de comunidad y de mutua asunción de responsabilidad
Necesitan puesto que el infractor y la víctima son miembros del grupo, promover para que tomen responsabilidad por el bienestar de sus miembros, incluidos por tanto, las víctimas y los infractores y para crear las condiciones de una comunidad saludable
También necesita asegurarse de la prevención y no repetición de conductas similares, y para esto nada mejor que procurar la responsabilización del infractor, y sobre todo que no quiera volver a delinquir, no por temor al castigo sino porque no quiere volver a dañar a un ser humano
No me gusta usar la palabra restauración, porque creo que la Justicia Restaurativa no es ni solo reparación ni solo restauración, es algo más, supone transformación y sanación, es un continuo de respuestas a las variadas necesidades y daños experimentados por las víctimas, los infractores y la comunidad
En definitiva, se debe dar participación a la sociedad para conseguir una mejor curación de las heridas sufridas por cada uno de sus miembros tras el delito.
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