En muchas ocasiones he hablado del problema grave que supone la equivocación de conceptos en torno a qué es la justicia restaurativa, sus diferencias con la mediación penal y su ámbito de aplicación, pero también existe otro problema derivado de este y es ¿cómo llega el concepto de justicia restaurativa al ciudadano?
Claro, esta institución esta destinada a ayudar y atender a las víctimas del delito, a devolverlas su protagonismo y al mismo tiempo a posibilitar la responsabilización del delincuente, pero si los usuarios y beneficiarios de esta justicia no creen en ella, no será posible su aplicación práctica. Por eso, el apoyo social de la justicia restaurativa es esencial y para ello, transmitir qué es y no es esta justicia restaurativa de forma adecuada, es un punto a tener en cuenta y que no debemos olvidar.
Existe una creencia de que la justicia restaurativa solo busca ser "blanda" con los infractores pero esto no es verdad sino todo lo contrario, ya que la justicia restaurativa intenta que el infractor tome una postura activa y constructiva, en lugar de limitarse a esperar el resultado del juicio, le lleva al remordimiento, gracias al grado de intimidad en la conversación que reune a los afectados por el delito. No hay nada más difícil de hacer que enfrentarse a las consecuencias de sus actos y poner rostro e historia al daño que se ha ocasionado . El infractor deja de pensar en la víctima como un estado que le castiga a través del juez, ( un tercero ajeno al delito, a la víctima y al propio delincuente) y ve con claridad que se trata de un ser humano que ha sufrido el impacto del delito, pero también podrá darse cuenta que la comunidad sufre con el delito y que el delito también le daña a él mismo. Y es que la Justicia restaurativa es un proceso constructivo y preventivo en el que se obtiene un compromiso mucho más auténtico de hacer las cosas necesarias para impedir que otro delito se produzca en el futuro. Todo el proceso es voluntario y no impuesto por el juez, se le da una oportunidad de hacer las cosas bien y en principio, si se trata de un delito muy grave sin esperar de forma automática beneficios penitenciarios y jurídicos con lo que la asunción de responsabilidad por el delito cometido y la voluntad de reparar el daño, se valorará de una forma más sincera por todos: víctima, operadores jurídicos y sociedad en general.
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