lunes, 4 de enero de 2021

Las relaciones para la justicia restaurativa


 INTRODUCCIÓN

El ser humano, igual que la mayoría de los seres vivos, vive en comunidad. Desde que nacemos nos relacionamos con un grupo, la familia, el colegio, los amigos...Por eso, todos estamos interconectados y lo que hacemos afecta a los demás, igual que lo que los demás hacen, nos “toca” de forma directa o indirecta en nuestra vida. Las relaciones entre los miembros es un elemento fundamental ya que todos nosotros estamos condicionados por estas relaciones, incluso antes de nuestro nacimiento. En la medida en que nuestros padres se han mantenido juntos o se han distanciado, han estado en contacto con otros miembros de la familia y otras variables, todo esto influye en lo que somos o podemos llegar a ser. La relación con los que nos quieren y /o deberían preocuparse por nosotros, también determina nuestro carácter. Las personas nos basamos en las relaciones y en ocasiones éstas nos pueden afectar también negativamente por el simple hecho de querer ser aceptados o queridos en el grupo. Estas relaciones que podríamos calificar como “dañinas” pueden repercutir en las relaciones con otras personas ajenas a ese grupo, un ejemplo claro de esto podría ser el joven que para ser admitido en el círculo de amigos, comete un delito, dañando así su relación con la víctima, por adquirir una relación con ese grupo concreto.

LA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES

De hecho, aunque no seamos víctimas no podemos negar que cuando sabemos que un delito se ha cometido en uno de los grupos a los que pertenecemos el barrio por ejemplo, también nos sentimos afectados en cierta manera por este acto delictivo, nos preocupa convertirnos en una víctima en el futuro, y sobre todo, perdemos nuestra sentimiento de seguridad de ahí que todo esto si tenga que ver con el delito porque somos de alguna manera también víctimas. ¿Y entonces esto tiene que ver  con el delito?

Mucho…el delito no es sólo una vulneración de una norma creada por el estado, ni tan siquiera es sólo una violación de una persona (a la que se la causa un daño), el delito es todo lo anterior, pero también supone una violación de las relaciones entre los miembros de la comunidad. El crimen afecta a la comunidad y desquebraja los lazos existentes entre los miembros. Todo está en conexión, es más, algunos infractores, especialmente jóvenes pueden llegar a delinquir pensando que su relación con el grupo no es buena y que no es aceptado. El hecho delictivo, por eso afecta al infractor que parte de un grupo y el crimen lo alejará de sus allegados y de su entorno, sufriendo el estigma de ser un delincuente. También el delito afecta a la víctima; convertirse y asumir el rol de víctima puede llevarlas a aislarse, no relacionarse con los demás y sentirse incomprendidas. Pero es que el delito también afecta al resto de la comunidad, ya que perderán parte de su sentimiento de seguridad y de confianza en las personas que le rodean, esto como no podía ser de otra forma, influye en su forma de relacionarse, genera miedo y recelos lo que supone una ruptura de los lazos existentes entre los miembros más cercanos de la comunidad donde se cometió el delito. El delito por tanto, afecta a nuestro modo de relacionarnos y repercute en las relaciones de los directamente afectados. 

PARA LA JUSTICIA RESTAURATIVA EL DELITO TRATA DE DAÑO A LAS RELACIONES

Por eso, frente a la Justicia Penal tradicional que castiga el delito como una simple violación de la norma, sin intentar recomponer o “curar” estas relaciones afectadas por el crimen, la Justicia Restaurativa aborda el delito de una manera global, como violación de las leyes pero esencialmente como una violación de las personas a las que causa un daño (víctimas) y como violación de las relaciones de los miembros de la comunidad. La Justicia Restaurativa se centra en las personas afectadas por el delito y trata de fomentar su sanación tras el delito, ¿cómo? Respecto de las que ha sufrido los daños del delito favorece su protagonismo, las devuelve su voz y trata de que sean reparadas del daño sino materialmente porque  puede ser imposible, si al menos en su aspecto moral y psicológico. Con respecto a las personas que ocasionaron el delito, intenta que asuman su responsabilidad, los lleva a una vergüenza pero no estigmatizante como la Justicia Tradicional sino reintegrativa, en la que vean que el que hace algo mal tiene la obligación de hacer lo correcto, esto les va a ayudar no solo a reencontrarse con su humanidad sino a ver la humanidad de las personas que los rodean y así favorecer su vuelta a la sociedad como personas nuevas y productivas. Ayuda a ambos, a despojarse del rol de víctima e infractor, lo cual es un paso que favorece la curación de las heridas del delito y de paso fomenta una comunidad más segura y responsable.

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