En la Semana Internacional de la Justicia Restaurativa celebramos la oportunidad de detenernos, mirar de frente nuestras comunidades y reconocer que solo a través del diálogo, la responsabilidad compartida y la conexión humana podemos construir espacios más seguros y esperanzadores. Esta semana nos recuerda que cada intervención restaurativa tiene el potencial de transformar, que cada historia merece ser escuchada y que una convivencia más justa es posible cuando apostamos por relaciones fuertes, por la dignidad de todas las personas y por prácticas que ponen en el centro el cuidado mutuo. El futuro de la justicia restaurativa no está en el ámbito penal sino en la comunidad. Y para concluir por la semana internacional de la justicia restaurativa pediría que los mediadores dejen de pensar que son por ciencia infusa expertos en justicia restaurativa y que deje de existir intrusismo profesional, que haya más responsabilidad y ética y menos "pelotas" que aplauden todo aun sabiendo que se hacen malas prácticas.

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