lunes, 22 de marzo de 2021

Los protagonistas de un proceso restaurativo: las personas

 


LAS VÍCTIMAS NO SON INCAPACES

Siempre se piensa en las víctimas, con miedo, se reflexiona y se decide por ellas, esto es bueno, esto puede perjudicarlas, esto quizá no...tenemos tendencia a pensar que por haber sufrido un delito, ya automáticamente son seres incapaces, y claramente no es así. En un mundo centrado en que castigo merece el infractor como si eso fuera lo que puede satisfacer a las víctimas, no es tarea fácil cambiar el chip radicalmente y decir a la gente que con esta justicia nos vamos a centrar en ellos, en los que sufren, para colmo, cada vez que veo la televisión, lo único que oigo es penas más duras como si esto fuera lo único importante para todos nosotros. También debemos entender que tras el delito sufren las víctimas, su familia, sufre la familia del ofensor y sufre el ofensor incluso aunque no lo quieran reconocer. Respecto de las víctimas , he aprendido que no se debe demonizar estos sentimientos negativos como el rencor, el odio, la ira, el resentimiento. ¡Cómo una persona que ha sufrido un delito, no va a sentir todo esto y mucho más! Por supuesto, que si, y negarlo sería causar más dolor. Lo que un buen facilitador de Justicia Restaurativa debe saber es abordar estos sentimientos negativos que tienen las víctimas para ir transformándolos en otros más positivos como dignidad, respeto, orgullo de ser superviviente de un delito... y así ayudarlas en el camino hacia la superación del trauma del delito. ¿fácil? Claro que no, además nosotros solo podemos ayudar pero el camino lo tienen que recorrer ellas, no obstante, la Justicia Restaurativa puede hacer este camino un poco menos complicado. Algunas personas se preguntaran cómo podemos ayudar si quizá nunca hemos sido víctimas, pues porque los valores de la justicia restaurativa como la empatía y la escucha activa nos hace ponernos en el lugar del otro y comprender y hacer comprender a la víctima que no está sola.

MALAS INTERPRETACIONES DE LO QUE LA JUSTICIA RESTAURATIVA ES

Solemos ver la justicia restaurativa como una alternativa al juicio y solo para delitos leves, esto limita mucho el potencial y las posibilidades de la justicia restaurativa. ¿No es revictimizante decir a una víctima que no puede participar en un proceso restaurativo porque ha sufrido un delito grave? ¿Por qué solo para delitos leves?. Porque así no hay desequilibrio, esto es pensar en mediación, donde efectivamente para intervenir debe existir un equilibrio entre las partes o al menos lo más posible, pero pensar en justicia restaurativa es pensar en desequilibrio que precisamente ha generado el daño y es esta la labor del facilitador ayudar a las partes a equilibrar la situación. Los que me están leyendo deben saber que en justicia restaurativa no hablamos en términos neutrales como en mediación y otros mecanismos alternativos, no hay conflicto al menos no sólo, hay un delito, un hecho dañoso si queremos llamarlo así para evitar confusiones jurídicas, que puede haber generado conflictos pero no es solo un conflicto, no hay dos partes, tenemos una persona que sufrió un daño y otra que lo ha causado. Si de verdad, los mediadores quieren hacer procesos restaurativos deben empezar a leer y formarse sobre justicia restaurativa y esto no implica leer comunicación no violenta, coaching o libros de psicología... implica leer sobre justicia restaurativa. Así cuando realicemos una práctica restaurativa sabremos lo que se debe o no realizar y no realizaremos mezclas raras de terapias y cualquier otra cosa menos justicia restaurativa que puede dañar mucho más que ayudar a las personas. No debemos olvidarnos que tratamos con seres humanos y aunque tengamos buenas intenciones nuestras prácticas deben ser adecuadas para precisamente ayudar a superar el impacto del delito tanto en la víctima como el infractor y la comunidad.  

CONCLUSIÓN

Para la Justicia tradicional cometer un delito, implica que eres culpable y ya está, sin embargo para la Restaurativo implica que te haces responsable, y además vas a contraer una serie de obligaciones para reparar el daño o mitigarlo.

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