(imagen propiedad de Virginia Domingo)
La justicia restaurativa nos recuerda que detrás de cada daño, hay una persona, no un caso.
Antes de reparar, debemos escuchar; antes de proponer, debemos comprender.
Un espacio restaurativo no se define por el lugar, sino por la calidad de la conexión y seguridad para poder narrar las historias
Restaurar no es volver atrás, sino avanzar con un nuevo sentido.
Cuando una historia se cuenta con valentía y es escuchada con respeto, algo se transforma en todos.
La comunidad sana cuando cada voz encuentra un lugar para ser reconocida.
Acompañar implica sostener sin dirigir, escuchar sin juzgar y abrir caminos sin imponerlos.
Los círculos como una de las metodologías de la justicia restaurativa son recordatorios de que la reparación es un proceso colectivo y profundamente humano.

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